Pese a gozar en vida del éxito y el reconocimiento, Juana Francés, única artista fundadora y miembro del grupo El Paso, ha caído en un olvido en el relato historiográfico del arte, quizás por ser mujer, que ahora intenta paliar el Museo Carmen Thyssen de Málaga con su nueva exposición temporal, que se puede visitar en la Sala Noble desde el 15 de marzo al 19 de junio.
Son catorce piezas pertenecientes a la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA) que permiten descubrir a una pionera de la abstracción, nacida en 1924 y fallecida en 1990, que fue versátil y diversa y que no dejó de experimentar y de innovar a lo largo de toda su carrera.
"Es una artista que hay que volver a mirar, por la contundencia plástica de su obra y porque la hemos olvidado, pese a ser protagonista de la renovación plástica en España a mediados del siglo XX", ha resaltado este lunes en un recorrido por la exposición Rosa María Castells, conservadora de las colecciones del MACA.
Después de una primera etapa figurativa de aprendizaje, en la que todavía no había forjado su personalidad artística, Francés pasa a trabajar un informalismo matérico sobre telas arpilleras muy gruesas, con tintas, acrílicos y tierras que maneja con grandes espátulas y pinceles de gran grosor, y el resultado es "una obra que parece escapar de sus límites", según Castells.
En algunas de esas piezas incorpora elementos encontrados en la naturaleza como maderas, piezas, ladrillos, cerámicas o vidrios, con los que configura algo parecido a un paisaje; como fase previa otra serie de obras en la que aparece la figura humana.
Pero su etapa más conocida y reconocida es la que desarrolla entre 1966 y 1979, cuando crea sus "cajas", piezas en las que escapa de las tierras y de las arenas anteriores y supera la bidimensionalidad para alcanzar la tridimensionalidad y aproximarse a la escultura en sus cuadros.
Si antes empleaba elementos de la naturaleza, ahora opta por enchufes, bujías o esferas de relojes, todos ellos "elementos del progreso técnico, como denuncia de la soledad e incomunicación del hombre,ha a pesar de ese progreso técnico que lo iba a salvar".
Esas composiciones son "como edificios de una gran ciudad, con seres homínidos o rotópedos, con patas como ruedas", ha explicado Castells, y en ellas reflexiona sobre aspectos como lo inexorable del tiempo.
"Su trayectoria artística estuvo acompañada de los tiempos que vivió. Las tierras y las cajas fueron fruto de un contexto social, político y cultural muy coercitivo desde los años 50, y en 1980 abandona esa carga porque es para ella una época muy feliz", ha añadido la conservadora.
Francés disfruta entonces del éxito, participa en exposiciones en grandes museos internacionales, representa a España en bienales de Venecia, su trabajo es reconocido también por compañeros artistas y a principios de los 80 está "en un momento de madurez plena y es feliz" junto a su marido, Pablo Serrano, también miembro de El Paso.
En ese momento de plenitud da un giro a su obra, en la que aparece el color, figuras ovoides y rectangulares, etapa que llega hasta 1985, cuando a raíz de la muerte de Pablo Serrano sufre "una depresión de la que no se recuperará nunca", ha señalado Castells.
Lourdes Moreno, directora artística del Museo Carmen Thyssen y comisaria de la exposición, ha calificado a Francés como "una mujer enamorada de su obra, que era como un autorretrato psicológico", y cree que esta muestra logrará "sorprender al público y provocar su interés al ver con un golpe de vista todo lo que esta autora ha dado a la historia del arte".