La Catedral de Cádiz realizará una Jornada de Puertas Abiertas el próximo martes con motivo del tercer centenario de la colocación de la primera piedra el 3 de mayo de 1722. El Obispado de Cádiz y Ceuta ofrece la posibilidad de disfrutar de una visita guiada (que no incluye la torre del reloj ni el museo) de la mano de los historiadores Lorenzo y Francisco Alonso de la Sierra con una duración de 60 minutos a las 10.30, 12.00, 16.00 y 17.30 horas. Para poder asistir, es preciso formalizar una inscripción previa, abierta desde ayer y hasta el viernes, en el correo electrónico tricentenariocatedral@obispadocadizyceuta.es.
Además, la Diócesis ha organizado una jornada fotográfica entre las 10.00 y las 16.00 horas, para la que hay que inscribirse igualmente en el correo anteriormente citado en el mismo plazo. Los participantes deberán enviar un máximo de tres fotografías en formato digital bajo pseudónimo antes del 7 de mayo, en formato JPG o TIF con una resolución mínima de 300 ppp. Los autores seleccionados tendrán que comunicar su nombre para identificar las imágenes y presentar una copia en papel tamaño A3 sobre cartón pluma para ser incluidas en una exposición conjunta. Las fotografías pasarán a la colección del Cabildo Catedralicio para más adelante buscar una muestra pública de una selección de las mejores.
El Obispado de Cádiz y Ceuta recuerda, en la reseña histórica distribuida a los medios, que el inicio de la construcción de la Catedral coincide con un periodo de esplendor comercial gracias a la intensa actividad de su puerto y al reciente traslado desde Sevilla de la Casa de Contratación.
“Se culminaba así un ambicioso proyecto anhelado desde hacía mucho tiempo”, agrega el texto, que recuerda que “en 1595 hubo un primer intento, pero los efectos del saqueo anglo-holandés acaecido el año siguiente, frustraron la iniciativa. Tampoco progresó el realizado por Diego Moreno Meléndez en 1644. Finalmente, fue el obispo Lorenzo Armengual de la Mota quién logó materializar esta idea encargando al arquitecto cántabro Vicente de Acero las trazas del templo”. Una iniciativa de estas proporciones precisó de diversos apoyos, siendo los más importantes los del Cabildo Municipal y los derivados de las aportaciones del comercio ultramarino. Se sumaron los del propio Cabildo Eclesiástico y particulares.
“Una empresa tan costosa y compleja se vio sometida a diferentes avatares, así como a los cambios en el proyecto original que reflejaban los nuevos gustos que se sucedieron en el siglo XVIII y comienzos del XIX, dando como resultado un singular monumento que abrió sus puertas en 1838.
