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?Si sólo dependiéramos de los ayuntamientos, no existiríamos?

Octavio Ariza es director del centro asociado a la UNED en el Campo de Gibraltar

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  • Octavio Ariza va a cumplir tres años al frente de la dirección del centro asociado a la UNED en el Campo de Gibraltar. -
Cuando se cumplen tres años de la llegada de Octavio Ariza a la dirección del centro asociado a la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en el Campo de Gibraltar, la situación del centro sigue contando con los mismos problemas congénitos de las últimas dos décadas. La tensión generada entre los socios del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Algeciras acerca de las subvenciones al centro han vuelto a poner de actualidad la situación de una institución que afronta momentos difíciles.

—¿Qué valoración hace de su etapa al frente de la UNED?

—Yo creo que la savia nueva siempre revitaliza cualquier institución. Estamos en el momento inicial, con un equipo nuevo, con gente con muchas ganas de trabajo y ganas de luchar por la UNED. Nos habíamos propuesto algunos objetivos, entre ellos acercar y hacer más notoria la UNED en la comarca, que la gente nos conociera mejor, nos sintiera más cerca y participara de nuestros problemas, y en este sentido estamos trabajando. Hemos conseguido cosas, nuestro ciclo de conferencias hace que mucha gente venga, vea nuestra limitaciones, vea cómo trabajamos. Y que, a pesar de que las condiciones no son las adecuadas, la gente sigue trabajando. Hay que estar contentos. La propia institución está en un proceso de cambio por la adaptación al espacio europeo y las nuevas tecnologías. Todas las propuestas de formación para la nueva situación han sido aceptadas ampliamente y la mayoría del profesorado se ha implicado.

—¿Cómo está siendo la adaptación a las nuevas tecnologías?
—La UNED pensaba que todos los alumnos tenían que tener las mismas circunstancias, y no porque algún centro se orientara a algunas titulaciones. La UNED quería compensar esas deficiencias. ¿Cómo?. Pues por las nuevas tecnologías. Nos han dotado a los centros de unas tecnologías, que son las aulas AVI, que son aulas que permiten la tutoría a distancia pero de una forma casi presencial. Es un compendio no sólo de un televisor, un ordenador, una pizarra digital y un transmisor de internet. Si el profesor escribe en una pizarra, no es que con la cámara se vea, es que hay una pizarra digital que reproduce lo que ha escrito, y tiene la pizarra a la misma distancia, y si el alumno quiere responderle escribiendo algo en la pizarra, se permite la comunicación en los dos sentidos. No te sientes aislado viendo un trozo, estás viendo en conjunto lo que hay. Permiten dar una tutoría desde cualquier centro de la UNED. Además, sabiendo que no todos los centros podíamos soportar todas las titulaciones, vamos a rentabilizar con estas tecnologías toda la formación en su conjunto. Si una asignatura no la podemos impartir aquí, pero Huelva sí, se dice a qué hora. Y al revés. Se rentabilizan los recursos. Si no tienes el calor humano lo puedes tener a través de la aula AVI. Es una universidad a distancia, pero una distancia cerquita.

—La comunicación con los alumnos en bastante diferente, ¿no?
—Nosotros no entendemos las tutorías como un profesor que se sienta a esperar que un alumno tenga una duda. Son mucho más activas. Cuando un alumno desconoce una materia, con un libro sólo delante, el trabajo se le hace arduo. El tutor lo que hace es allanar el terreno a los alumnos que vienen. Se le hace una síntesis en una hora de tres o cuatro clases. Se le da unas pautas de cómo se suele evaluar y qué es lo más importante. Facilita mucho el trabajo. Aquí no vienen a perder el tiempo. Contamos con una presencia normalmente de un 30%, y que además son incondicionales de las tutorías. Además, todas las asignaturas tienen una asignatura virtual, y ahí hay foros donde los alumnos de toda España pueden intercambiar información, apuntes, comentarios de profesores…

—¿Han aumentado las matriculaciones?
—De 1.200 aproximadamente hace dos años, hemos pasado a 1.350 el año pasado y a unos 1.500 este año. Son alumnos matriculados, enseñanza reglada, cursos de acceso y formación de postgrado. Ha sido un 10% de aumento en los últimos años. Es una tónica general de la UNED, no sólo de aquí. Es la universidad con mayor número de alumnos de toda España, y va en aumento.

—Siempre insiste en destacar el trabajo del profesorado...
—Tienes que ver el centro en el que estamos y las condiciones en las que trabajamos. Es lo más lejano a una enseñanza de calidad. Y a pesar de eso, nunca rehuyen el bulto, ni siquiera cuando no se les ha podido abonar su sueldo, que además es bajo. A pesar de todo, procuran lo mejor para el alumno, y aportan todo lo que pueden y más. La institución funciona por los tutores muy especialmente. Pero también por los alumnos, que en unas condiciones tan desfavorables, siguen viniendo, soportando el frío, la falta de luz, y tan incondicionales de su asignatura. El otro día estaban en clases casi a oscuras.

—¿Tenéis pensado aumentar las tutorías y titulaciones?
—Tenemos un problema que nos limita mucho, que es el económico. El aumento implica el aumento de contratación del profesorado. Ello implica más presupuesto, y no estamos en el mejor momento. Ya sería deseable. Los grados son más exigentes para el tutor. El nivel de formación para el alumno ha mejorado, que le permite una formación optativa. Necesitaríamos, aunque hay aún que evaluar porque es el primer año de los grados, una mayor cantidad de profesorado. Esperamos que la situación económica cambie y nos permita nuevas contrataciones. Ahora son 53 docentes.

—¿Vais a seguir apostando por las jornadas de la UNED?
—No son sólo una actividad cultural de interés general, sino también de interés para los alumnos, que en sus planes de estudio tienen recogidos créditos de libre configuración. Este año tratábamos de poner en marcha unas nuevas jornadas. Todavía están en proyecto, pero las jornadas tienen un coste elevado, si quieres que sean de calidad. Y esto nos frena un poquito. Estamos buscando a ver si pudiéramos encontrar una subvención para ayudar a ejecutar las jornadas.

—¿Tenéis contemplado ampliar los fondos de la biblioteca?
—La biblioteca ha sido un referente de estudio. Siguen viniendo estudiantes de otras universidades. Las circunstancias no están obligando a aumentar mucho los fondos, porque al abrirse los grados en la UNED ha obligado a cambiar muchos manuales. Tenemos un bibliotecario que desarrolla una labor excelente, que consigue muchas donaciones de otros centros e instituciones. El problema que tenemos ahora es la falta de espacio, porque ya no tenemos dónde colocar los manuales. Pero no cesamos el empeño. Tenemos un almacén, porque ya no nos caben allí.

—Las declaraciones de Javier Soto y Tomás Herrera han vuelto a poner a la UNED de actualidad...
—El tema económico no es nuevo. Tengo que decir que los ayuntamientos son parte de la institución. El beneficio social que tiene el centro es indiscutible. Podemos discutir las aportaciones económicas. Pero hay que decir que las aportaciones de los ayuntamientos son limitadas. El presupuesto de los ayuntamientos es el 30% del presupuesto de la UNED. No está sustituyendo la labor que tiene que hacer otro. A pesar de eso tiene que seguir colaborando. Primero, son parte de la institución, no es algo ajeno. Los agentes del entorno tienen que sentir que su aportación es importante. En algún momento se decía que el Ayuntamiento de Algeciras ha gastado mucho en Educación, pero la parte que gasta en la UNED es mínima. Suelo defender que nuestra institución, sobradamente cubre unas necesidades que no podían estar cubiertas de otra manera en la comarca. Nosotros somos una actividad de interés social para la comarca, y que las instituciones colaboren al mejor funcionamiento de la UNED no lo veo descabellado. Estamos en mal momento y si no se han cubierto las aportaciones es porque todos estamos en mal momento. No vería positivo que se pensara que haya que desligarse. Hay unos acuerdos firmados en un convenio, y que implican a las instituciones y no a las personas. Si se quieren cambiar, las instituciones tendrían que volverse a reunir. Siento mucho que seamos moneda de disputa de los socios de Gobierno, porque la institución por su importancia debe estar fuera de las diferencias. Yo agradezco las manifestaciones a favor. Como hay una situación económica compleja, entiendo que todos traten de buscar recortes. Pero digo que, por favor, sigamos pensando que la enseñanza es una inversión, no tangible, pero no hay que recortar en aquello que nos va a producir beneficios. Son beneficios no sólo económico, sino sociales.

—En toda esta polémica se ha olvidado que el Ayuntamiento de San Roque tampoco ha pagado...
—En San Roque, el aula de extensión de la UNED, que es de allí, tiene una existencia muy cercana. Realmente, este curso ha sido el primero que está impartiendo docencia allí. Firmamos un acuerdo con el Ayuntamiento, que lo vinculaba. El curso empezó en octubre, pero se firmó la gestión en junio, y acordamos que el Ayuntamiento cubriera la mitad del año económico y que luego siguiera. Es verdad que tampoco han hecho ningún ingreso, y que han manifestado que nuestra actividad le parece importante, y que sólo las condiciones económicas le han obstaculizado. Estamos en un momento malo, pero no debemos dejar ahogar a la UNED. También es verdad que sobrevivimos por otras aportaciones, porque si sólo dependiéramos de los ayuntamientos no podríamos mantener nuestra actividad. El resto de instituciones, adaptadas a las circunstancias, con alguna disminución y algún aumento, nos permiten sobrevivir. No podemos comprometer ningún gasto, porque podría suponer paralizar nuestra actividad normal.

“Hay que apostar por un centro nuevo cerca del campus tecnológico”
Uno de los frentes de futuro que se plantea a la UNED es la futura configuración de la universidad en la comarca a través del Campus Tecnológico.

—¿Qué papel jugará la UNED en el futuro campus?
—Se va a centralizar formación profesional, investigación, universidad. Va a ser un foco importante de futuro para la comarca. Nosotros también somos enseñanza universitaria, y tenemos que estar cercanos a ese planteamiento. Nuestra organización dista mucho de la universidad presencial, por el perfil de nuestro alumnado, y también por la forma de impartir la docencia. Tenemos que encontrar una simbiosis en lo que nosotros aportamos al campus y el campus a nosotros, para salir beneficiados. Debemos acercarnos al campus manteniendo nuestra idiosincrasia y filosofía. Ya hemos mantenido reuniones con el vicerrector, y ve la idea estupenda. El funcionamiento se mejorará si estamos próximos físicamente, porque facilitará el uso compartido de todos los recursos. Ya el alcalde manifestó que nosotros podíamos irnos juntos físicamente al entorno del campus. Es una línea en la que tenemos que trabajar. Al centro que tenemos ya no le valen paños calientes. No sólo se ha quedado deteriorado, sino también reducido. ¿Cómo podemos pensar en un futuro aquí?. No permite ampliación, ni dar cabida a un centro adecuado a lo que la ciudad de Algeciras se merece. Que se haya manifestado la voluntad del traslado es lo importante. Nada de lo que se haga en este centro mejoraría la calidad de la enseñanza. Hay que apostar por un centro nuevo.

“Nos dicen que es como La Habana y si aquí damos clase”

El centro se creó en 1975 para 600 alumnos. La UNED estima unos 2.000 metros cuadrados para 1.200 alumnos. Actualmente, con cerca de 1.000 metros cuadrados y 1.500 alumnos, no llega ni a la mitad de lo aconsejable. Además de haberse quedado pequeño, presentado un estado que su director define como “ruinoso”. Octavio Ariza señala que “ya, de aulas pequeñas, hemos tenido que dividirlas y hacer microaulas en las que los alumnos se invaden el espacio unos a otros. Eso, unido a que el deterioro se acrecienta, hace que sea incontrolable la actividad normal. Vivimos en perenne estado de miedo o inquietud, porque si llueve se nos va la luz. Tenemos que hacer milagros para reubicar aulas y suspender las mínimas posible, así como cambiarlas de hora para las horas de luz, ocupar el salón de actos porque los grupos ya no caben o porque es el que todavía tiene luz. Hemos pensado incluso hacer un biombo. Trabajamos en condiciones desastrosas, que no dan nombre a una ciudad con mucho más empaque. Cuando la gente de fuera viene al centro, los comentarios desmerecen a la ciudad. ¿Esto es un centro universitario? ¡Aquí dais clases! ¡Me recuerda a La Habana, con edificios que se caen!

Frente a esta situación, Octavio Ariza aboga por defender a los alumnos. “El objetivo básico es dar atención a los alumnos, Y eso está por encima de todo. Muchos no disponen de tiempo, ni de mucho dinero para integrarse en el sistema. Por decencia y respeto hacia ellos tenemos que pensar primero en ellos para que la actividad de la UNED se mantenga por encima de todo. Mayor Zaragoza decía el miércoles que este centro da una segunda oportunidad a personas que no la tuvieron y es un tren permanente”.

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