“Lanzadera en una cripta” (Bartleby Editores. Madrid, 2010), del premio Nobel Wole Soyinka (Abeokuta, Nigeria, 1934), fue editado originalmente en 1972. Ahora, ve la luz en España, gracias a las brillantes versiones de Luis Ingelmo, que ha vertido al castellano este volumen “que consta de versos escritos en prisión, a pesar de la privación de material de lectura y la lectura que sufrí durante cerca de dos años que se prolongó mi reclusión incomunicada”, tal y como relata el propio Soyinka en su prefacio.
La injusticia, el dolor, la impotencia, el intenso aroma de la muerte…, se alinean en estos textos, que a pesar de su dramatismo interior, tienen en común la mirada sobria, irónica y solidaria de un yo poético que pretende extraer de la barbarie un aprendizaje que sea enseñanza pacífica para el futuro. “No eran humanas las caras, las manos/ que nos cayeron encima”, anota el poeta nigeriano, que tras ser acusado injustamente de traición, tuvo el rigor y la sabiduría emocional para convertir todo aquel infierno en un ejercicio de espiritual lirismo. Y de humana verdad.
La vida del poeta esloveno Srecko Kosovel (1904-1926), se vio truncada a los veintidós años. Sin embargo, su obra fue abundante en poemas, epístolas, artículos ensayísticos… Gracias a la recopilación póstuma que hiciera de dicho material el profesor Antón Ocvrik, el devoto quehacer literario de Kosovel no ha caído en el olvido. “Mi rostro no es para un marco” (Bassarai Ediciones. Vitoria, 2010), recoge una amplia muestra de su lírico cántico. En él, se aprecia una poesía de base realista y lógica, que crece de manera orgánica en función de una temática sedimentada en la experiencia vital. Los paisajes natales, el drama de los tiempos que le tocó vivir (“…hacia ti voy/ y me olvido del horror/ que pasa en Europa”), la belleza de un instante entre la brumas del amor, se convierten en motivo y aspiración poéticas.
Santiago Martín, que ha traducido e ilustrado la compilación, nos acerca la particular e intensa savia de un poeta de verso luminario y verbo íntimo : ¡Ay!, tengo miedo en el alma/ ¿Se han petrificado los sentimientos?/ Busco más fuego, busco/ entre la ceniza fría”.
La obra de Susan Suntree (Los Ángeles, EEUU,1946) lleva tiempo bebiendo de los más diversos géneros: poesía, biografía traducción, ensayo, crítica y teatro. Gracias las certeras traducciones de Milagros Salvador y Nancy Nieman, acaba de publicarse “El ojo de la matriz” (Visión Libros. Madrid, 2010), el poemarios más significativo de Suntree, que fuera seleccionado por las bibliotecas de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) y Yale University para formar parte de sus Colecciones Especiales.
Beatriz Villacañas firma en su prólogo que la poetisa norteamericana “ha plasmado, verso a verso, el viaje a través de la realidad esencial de concebir, gestar y parir. Desde la aventura de la maternidad ha escrito una obra de conocimiento”. Y en efecto, con un decir de áspera calidez y femeninamente reivindicativo, el poemario esconde una melodía seductora que atrapa y embriaga, con “láminas de palabras cuajadas por el aliento”, que establecen una sinergia de rebeliones y estremecimientos: aquellos que contemplan la luz y el fenecimiento, la memoria pretérita y el inaprensible destino.
Notas de un lector
Primavera con libros (y II)

Wole Soyinka, Srecko Kosovel y Susan Suntree
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