Sin grilletes

LA explosión de un pozo petrolero situado en el golfo de México se ha convertido en la última gran catástrofe medioambiental del planeta. Por el momento, prosiguen los trabajos para completar las instalación de barreras de protección marina en el litoral. Así, a los 54 kilómetros ya existentes en el agua, se añadirán otros 91 más. El vertido equivale a 5.000 barriles al día y los esfuerzos por contener el vertido y garantizar el bienestar supondrán un coste de seis millones de dólares diarios a la petrolera BP, propietaria del pozo. No obstante, aún se puede hacer alguna lectura positiva de la situación, entre otras cosas porque de los americanos siempre se aprende algo, y ayer vimos cómo han ampliado los equipos de limpieza en las costas con la incorporación de presidiarios. La idea tiene su peligro -tampoco habrán dejado margen a algún error (de fuga, se entiende)-, pero sobre todo encierra la notable prestación de un servicio a la comunidad.