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05/05/2024  

El cementerio de los ingleses

Perder aunque se gane

A pesar de haber gobernado España durante más tiempo que nadie desde la Transición, ha perdido la esencia

Publicado: 11/06/2023 ·
16:16
· Actualizado: 11/06/2023 · 16:16
Autor

John Sullivan

John Sullivan es escritor, nacido en San Fernando. Debuta en 2021 con su primer libro, ‘Nombres de Mujer’

El cementerio de los ingleses

El autor mira a la realidad de frente para comprenderla y proponer un debate moderado

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"Nunca antepongas la pasión a los principios: aunque tú ganes, tú pierdes". Esta frase podría parecer una cita célebre de algún filósofo, de un docente reputado o de esas citas que se atribuyen a Pablo Coelho en redes sociales. Sin embargo, es una frase del entrañable señor Miyagi en Karate Kid. Cuando digo que, si estamos atentos, podemos encontrar sabiduría en el lugar y momento más insospechados, no exagero. Y esta cita es un buen ejemplo.

Traducido al román paladino, nos viene a decir que no todo vale y que el fin no justifica los medios. En política, sería interesante grabarla a fuego en más de una cabeza y en la sede de más de un partido. Por ejemplo, el PSOE lleva derrotado desde Suresnes a pesar de las victorias electorales. Un partido que se dice de izquierdas y republicano pero que siempre hizo políticas de un socialismo tan descafeinado que podríamos confundirlas perfectamente con la cerveza sin alcohol del progresismo. A pesar de haber gobernado España durante más tiempo que nadie desde la Transición, ha perdido la esencia, ha perdido sus principios y ha pasado de ser la esperanza de la izquierda a ser no más que el mal menor. Si Pablo Iglesias Posse levantara la cabeza, correría a gorrazos a la vieja guardia felipista, a aquellos moderados de la época de Zapatero y a esos barones territoriales que se han convertido en infiltrados de la derecha.

Sin embargo, el bastonazo de hoy con estas líneas es para Movimiento Sumar. Si bien es cierto que comparto gran parte de sus ideas y programa, no comparto ese tropezar varias veces con las mismas piedras con que lo hizo Podemos no hace tantos años. La aireación del debate interno aún sin estar todos dentro, los vetos cruzados y las luchas cainitas no sólo dan imagen de ser un vodevil vergonzante que da fuerza al adversario; también desmotiva a un electorado que tenía una esperanza de ver a la izquierda (por fin) unida y se está encontrando con una canción que ya se sabe de memoria. De hecho, es como si cogemos el famoso cisma de Podemos de 2019 que dio lugar a Más Madrid (más tarde Más País) y lo vemos pasándolo hacia detrás, viendo como todos se unen pero caminando de espaldas.

Cuando, además, se veta a ciertos nombres expresamente, como ha sido el caso de Irene Montero, se están cometiendo dos errores en la misma acción. El primero, sin duda, es coartar la democracia interna de cada formación que se integra en este proyecto, dando igual a quién elijan los militantes en primarias porque parten del veto que impone el acuerdo de coalición. El segundo, más grave aún si cabe, es que se ha validado el relato falsario de la derecha, el machismo patrio y las TERF sobre Irene Montero. La carcundia togada que hace política con sentencias contrarias a derecho, como la doctrina del Supremo que avala las reducciones de condenas y la mala aplicación de la Ley de Libertad Sexual, ya ha anotado un tanto. Las TERF, contrarias a los derechos de las personas trans (específicamente de las mujeres trans), han anotado el mismo tanto. Ana Rosa, Susanna Griso, Vicente Vallés, Carlos Herrera, Pablo Motos... toda la cloaca mediática ha anotado el mismo gol. Mientras a Ayuso le ha salido gratis (y con beneficios) cargarse la sanidad madrileña y abandonar a 7000 ancianos, la ministra con más avances feministas de nuestra historia sale por la puerta de atrás empujada por quienes deberían ser sus aliados.

El partido (la campaña) acaba de comenzar. Sin embargo, la izquierda sale derrotada del vestuario por comprar el discurso del adversario. Mal mensaje a quienes vengan detrás de Doña Irene: «no incomodes, no molestes, no grites... porque te vamos a escoñar. Mandaremos hordas de fascistas a acosarte durante meses en la puerta de tu casa y haremos pensar al país que te lo mereces. Obviaremos tus estudios universitarios en Psicología haciendo hincapié en que fuiste cajera. Haremos que los jueces que nosotros nombramos desvirtúen tus leyes por buenas que sean y te pondremos en la picota mediática para dejarte como una inútil pese a que en la confección de la ley hayan participado juristas, el Ministerio de Justicia (PSOE) y otros grupos parlamentarios. Extenderemos la machirulada de las rodilleras y la coleta. Feminista, no nos toques los cojones».

Sigo pensando que Yolanda Díaz es una gran política y una gran candidata a presidir este país. Sigo pensando que, por programa y por ideas, Sumar cuenta con gente más que preparada para abordar los cambios que nuestro país necesita. Pero han comenzado su andadura con la derrota de seguir la línea que ha marcado el adversario. Ese es un lastre difícil de soltar incluso aunque se ganen las elecciones: sacrificar un activo potente para no incomodar, poner el fin antes que la legitimidad de los medios, anteponer la pasión a los principios... en fin, perder aunque se gane. Pobre Miyagi.

 

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