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Cádiz

La anfitriona de la Gran Regata abre sus puertas al mundo

El alcalde, la presidenta de la Autoridad Portuaria y el presidente de la STI inauguran el gran evento que acogerá el muelle durante estos cuatro días

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Estas estampas se van a suceder hasta el domingo.

La última embarcación en llegar fue la polaca Modziezy .

Acto de inauguración de la Gran Regata.

Ambiente en el Parque Regata.

La ciudad ha abierto sus puertas al mundo a través del mar para dar la bienvenida a las 15 embarcaciones de la Gran Regata de Cádiz 2023, que ayer poco antes del mediodía inauguró de forma oficial el alcalde, Bruno García, en un acto en el que estuvo acompañado por la presidenta de la Autoridad Portuaria, Teófila  Martínez, y el presidente de la Sail Training International (STI), Jonathan Cheshire. Agradecido por el esfuerzo y el trabajo “incansable” de estos últimos dos meses “para que hoy estemos aquí”, el regidor gaditano enmarcó esta cita internacional en uno de los regalos que el mar ha hecho a la ciudad. “Las cosas buenas que le han pasado a Cádiz a lo largo de la historia casi siempre han venido por el mar” –dijo- “desde su fundación, su progreso, su generación de trabajo como en Astilleros, su concepto de imperio del orbe, el desarrollo del casco histórico…casi todo lo bueno que ha pasado ha venido por el mar. Y en esas cosas está la Gran Regata”, agregó, reivindicando que cada cierto tiempo “reconozcamos nuestro  vínculo y nuestra fortaleza que nos da el mar”.“Hoy con esa regata lo hacemos. Lo hacemos mirando al puerto con todas sus capacidades, lo hacemos mirando al turismo, con la cultura, con la conexión con otros países hermanos. Sirva esta regata para seguir fortaleciendo nuestra idea de la ciudad de Cádiz”, concluía el alcalde, no sin antes tener un gesto con el presidente de la STI y darle la bienvenida en inglés para hacerla “más cercana”. “Welcome to your city, welcome to Cádiz”, concluyó.

Las cosas buenas que le han pasado a Cádiz a lo largo de la historia casi siempre han venido por el mar”

Previamente, Cheshire había avisado de que su español “era limitado”, las únicas palabras que acertó a decir en castellano tras excusarse. Lo hizo sin pasar por alto las “dificultades” para organizar la presente edición, prevista inicialmente para 2020, pero que se tuvo que aplazar por la pandemia, y se mostró “orgulloso” de poder estar en esta “preciosa ciudad”, de la que destacó la “amabilidad” de su gente y el “gran recibimiento” brindado. Por último, concluyó su intervención agradeciendo a todas las instituciones implicadas su trabajo para que esta Gran Regata sea una realidad.U na de estas instituciones es la Autoridad Portuaria que preside Martínez, a la que Bruno García agradeció expresamente su papel en la organización. “Nos has ayudado mucho para que esto se pueda dar”, le dijo. Para Martínez, “es un honor poder disfrutar y colaborar en esta sexta Gran Regata que acoge el Puerto de la Bahía de Cádiz”. La que fuera alcaldesa de Cádiz durante las grandes regatas de 2000, 2006 y 2012, confía en “estar a la altura de las circunstancias” –ahora desde la institución portuaria- tras reconocer que han sido dos meses “frenéticos” para que los visitantes se encuentren en las instalaciones portuarias “como en su casa”. La presidenta de la Autoridad Portuaria cree que la experiencia es un grado y, por esta razón, desde el año 1992, cuando Cádiz albergó esta cita por primera vez “hemos ido aprendiendo para siempre estar a la altura de lo que requiere la celebración de una gran regata de estas características”.

El siguiente reto está claro: que la próxima edición se celebre “en nuevas instalaciones y con una ciudad que esté integrada en el puerto y el puerto integrado en la ciudad”. La izada de la bandera de la STI ponía fin a esta breve ceremonia inaugural en el parque fragata, que había empezado a recibir las primeras visitas tras su apertura a las once de la mañana. Entre los asistentes, muchos turistas que sabían del evento, otros a los que les cogió por sorpresa y aprovecharon para conocer los barcos, y muchas familias gaditanas jóvenes y mayores, pues fueron muchos los abuelos que no quisieron perderse la oportunidad de enseñar a sus nietos pequeños por primera vez los entresijos de un evento náutico de esta envergadura y meterse en las entrañas de los barcos.     

Avanzaba la mañana y apretaba el calor. No tardaron en originarse las primeras colas para visitar el buque escuela mexicano Cuauhtémoc, atracado en la parte frontal del muelle ciudad y uno de los de mayores dimensiones de los 14 participantes. “Este es como el de Peter Pan” le decía una madre a su hijo pequeño, al que ya le había invadido la curiosidad: “¿Dónde está el capitán Garfio?¿Ahí comen?¿Puedo entrar ahí?”, preguntaba a su paso por la cocina y una estancia “solo para tripulación”.  Y a continuación, otro descubrimiento: “¡Una noria!”, gritaba boquiabierto.

Con las ganas de ver Elcano

En el camino desde la popa hacia la proa por la cubierta de madera un simpático matrimonio granadino, que dice estr “abonado” a Cádiz para pasar sus vacaciones, mantiene una “discusión” para traerse una foto de recuerdo. “¿Pero cómo quieres ir a un crucero si no quieres subir más arriba?”Le decía el marido a la señora para bordar la instantánea. “Esos son excusas para no ir, y yo quiero hacer un crucero”, le replicaba ella. De su boca, sale  otra de las preguntas más repetidas del día. ¿Dónde podemos ver Elcano?”. No eran los primeros que se interesaban. Ocurría también en la oficina de información situada en el acceso del parque temático. Ya dentro, un matrimonio gallego se quedaba con la espinita. Él había navegado en el Juan Sebastián Elcano y le hacía especial ilusión reencontrarse con el buque escuela de la Armada Española, que está de reparación en La Carraca.  El sofocante calor no impedía que siguieran entrando personas en el recinto. “Y hoy es laborable. Hoy no hay nadie para lo que habrá el fin de semana, comentaba una vigilante de seguridad que acaba de avisar a un ciudadano de que con bicicleta no se puede acceder al parque fragata.  Las colas volvieron por la tarde, pero fue refrescando y llegaron ellos: No me pises que llevo chanclas.

 

 

 

 

 

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