El Juzgado de Instrucción Nº 3 de la capital ha condenado a un ciudadano que profirió numerosos insultos y amenazas al abogado de oficio que lo había representado en un procedimiento judicial. El cliente actuó de forma compulsiva a través de mensajes de audio y video a horas intempestivas.
El denunciado alegó no recordar nada y tener depresión, pese a que quedó demostrado en el acto del juicio que no fue así con la reproducción de los audios y videos. Por este motivo ha sido condenado por un delito leve de amenazas y el pago de una indemnización en concepto de responsabilidad civil por daños morales a su abogado, dándose la circunstancia que con posterioridad a la interposición de la denuncia le fue denegado el beneficio de la justicia gratuita y por tanto deberá abonarle sus honorarios.