Vamos a hablar de la locura. Quizás porque esto de seguir creyendo puede catalogar a quien piense que el Real Jaén puede lograr el ascenso directo es simplemente eso, una locura lo miremos por donde lo miremos. Pero cuando piensas y le das vueltas a la situación siempre queda esa esperanza que se instala en un lugar del corazón que te hace elevarte. Hay frases en inglés como aquella cuya traducción dice que ‘nada es imposible’ o cánticos que todos hemos escuchado como el de ‘si, se puede’. Y la verdad es que son tan verdaderas como la vida misma. Esa que te sorprende y que gratifica a personas maravillosas, a los soñadores y a los que insisten. Porque el 90% del éxito está en insistir, no hay que olvidarlo. Y la afición es de esas que sueña también, que insiste cada temporada y que es tan maravillosa que merece un premio grande en forma de ascenso en este 2024. Y en forma de campeones, porque también lo merece el esfuerzo de jugadores, técnicos y club.
En eso de la locura han ocurrido cosas que muchas veces no reparamos en ellas. Nos hemos cansado de ver éxitos que parecían increíbles. Recordemos a Raúl Gaitán, por citar un nombre, que se une al de Rodri, o a ciudades como Figueras, Ourense… Y parecía complicado como ahora, pero se dio la circunstancia y ahí estuvo el Real Jaén para poner el corazón en un puño y gritar al cielo un ascenso.
Ahora no es más sencillo que entonces, o en otros años de los más de cien años de historia del Real Jaén. Ahora casi podemos pensar que debe obrarse un milagro después de que en el Matías Prats se escapara una ocasión perfecta para no convertir el sueño en una pesadilla. Pero ese partido ya forma parte del pasado. Reciente, bien es cierto. Y con un juego que dejó dudas. Pero el Real Jaén tiene un par de balas todavía. Tiene que ganar los dos partidos y esperar. Tiene que derrotar al Torremolinos y dejarlo malherido para que dude ante el Málaga City. Y tendrá que hacer todo eso ante una afición que se va a dejar el alma en el partido del domingo a las 12:00 horas, como siempre lo hace en los grandes momentos. Y, además, tendrá que hacerlo sin Roberto Peragón en el banquillo por sanción, salvo que prospere el recurso que ha presentado el club. Y tendrá que sobreponerse a las bajas con las que cuenta el equipo para este partido.
Pero el Real Jaén tiene una cosa importante. No se gana con el escudo, pero la responsabilidad y saber lo que se porta al lado del corazón está en la cabeza de todos los jugadores. Es un momento para ponerse a 2,5 puntos porque se le ganaría el golaverage al Torremolinos y dado que hay que mirar abajo para que en la última jornada pueda jugarse todavía la salvación también hay que mirar de reojo al Málaga City-Torredonjimeno. Porque de la suerte de ese partido dependerá el espíritu que lleven los de Nerja hasta Torremolinos en la última jornada para tratar de escapar de la quema y jugarse la vida en El Pozuelo.
Son los números y las estadísticas, que se encorsetan hasta límites insospechados. Con quimeras o sueños que ya se rompieron en el pasado muchas veces, pero que siempre queda vida para volverlo a intentar cada día, cada semana, mes o año aunque al Real Jaén le puede muchas veces la urgencia de estar en la categoría que debiera.
La pelea con el Torremolinos, además, no será solo por el título. Los blancos necesitan asegurar la segunda plaza también y con un triunfo harían triplete, porque también entrarían en la Copa del Rey estarían a tres puntos del Torremolinos que en caso de derrota en la última jornada y victoria blanca en El Ejido, el imposible de hoy se haría realidad el 12 de mayo. Y si no es así, lo necesario de derrotar al líder también supone tener el factor campo y los empates en las eliminatorias siempre a favor en las dos primera eliminatorias. Todo un partido lleno de matices el del domingo, pero también de imposibles, de bendita locura y de tener el corazón en un puño para gritar por el abuelo, por el Real Jaén.