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En agosto ni agua

Un consejo: cuando llegue el 1 de agosto, apaga y desconecta hasta el 31... si puedes, y si tienes tiempo y dinero

Publicado: 25/08/2024 ·
11:10
· Actualizado: 25/08/2024 · 11:10
Autor

José Antonio Jiménez Rincón

Persona preocupada por la sociedad y sus problemas. Comprometido con la Ley y el orden

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Hay un refrán español que dice: 'En martes 13, ni te cases ni te embarques, ni vayas a ninguna parte'. Yo lo traslado como un símil al mes de agosto, aunque puedas ir a donde te apetezca. En España, decir agosto es decir vacaciones, playas, hoteles, cachondeo y todo lo que sea ocio, menos personal profesional que te atienda en determinadas ramas. Cuidado si se te ocurre ponerte enfermo (la has cagado) o si necesitas una reparación de tu vehículo o electrodoméstico, o una consulta urgente con un dentista, dermatólogo u otra especialidad (aunque sea en la sanidad privada). Nada de nada: ni te cases ni te embarques. Es una realidad. En agosto todo cierra; es el mes del “no hay nadie”, “estamos de vacaciones”, “solo abrimos por las mañanas y tenemos la mitad del personal”, “no hay sitio, está todo lleno”, “le podemos dar cita para septiembre”, “tenía usted que haber reservado antes”. Y así hasta aburrirte.

Por no haber, no hay ni médicos de atención primaria. Llevo ya algunos días solicitando cita a través de la aplicación de 'Salud Responde', y no hay médico disponible para lo que queda del mes de agosto, ni presencial ni telefónico (bien por Moreno y el PP; qué buena sanidad pública estáis dejando). Y lo mismo ocurre si necesitas un hematólogo (control del Sintron); el más cercano está en San Carlos, pero tampoco lo busques porque no lo hay en buena parte de agosto. Y si te hace falta alguna medicación (que ya en la farmacia te indican que no hay más unidades de un medicamento), pues o te aguantas o haces lo que todo el mundo: ir al centro de salud o a urgencias (lleno hasta la bandera) a esperar que te asignen un médico de guardia que te haga el favor de ampliar la receta; porque te suelen decir que ellos no están para eso, que quien debe hacerlo es tu médico de cabecera, y lo recetan como “un favor”. De risa.

Y en la sanidad privada también cuecen habas. Si tienes una operación programada, como me ha pasado a mí, te la anulan por circunstancias desconocidas. Parece ser que una inspección de salud de la Junta de Andalucía (mira tú por dónde, en agosto) ha cerrado el quirófano hasta nueva orden. Luego, vuelven a programar la operación para tres días más tarde. Pero mi gozo en un pozo: me avisan de nuevo a las 21:00 horas del día anterior a la operación que tampoco puede ser, porque no ha llegado el informe oportuno que dé luz verde al uso del quirófano. De momento, se ha programado por tercera vez para el viernes 30 próximo, esta vez en otro centro médico. A esperar y sufrir los dolores de hernia que estoy padeciendo desde hace ya meses. Y mi consideración para los médicos y el personal de esos centros, privados o públicos, que hacen lo que pueden con los medios que tienen y la acuciante falta de personal.

Y así, te puedes quedar con el problema que tengas sin solución. Agosto, vaya mes. Un mes para no tener ningún problema, sobre todo de salud. Para tener dinero, salud y tiempo y perderte en un lugar apartado y solitario (aunque no sé dónde los hay), porque todo está petado de gente, y donde además te cobran un riñón por una simple tortilla o por eso que llaman paella. Y la mayoría te cobra hasta el vaso de agua del grifo, el pan a precio de una telera de kilo y hasta el platito de aceitunas de esos de café que antes se regalaba.

Y si tienes una avería en algún electrodoméstico de tu casa, date por perdido: no vendrá nadie hasta septiembre (la comida a la basura si es el frigorífico, y peléate con el seguro, si lo tienes). Y en caso de que te atiendan de urgencia, prepárate para pagar el doble por el desplazamiento, mirar el tornillo y apretarlo. Si no, a esperar las piezas hasta septiembre. Si es el coche, casi ni un pinchazo te arreglan ya en el momento. Tienes que rogar porque te vas de vacaciones y no puedes ir con una rueda pinchada. Y las revisiones, ni te cuento. No se te ocurra ir al taller si no has concertado cita con al menos 15 días o un mes de antelación.

Y así todo. Los establecimientos, muchos de ellos, cierran por las tardes, por lo que si necesitas algo un día, por ejemplo una bombilla, o te vas a un centro comercial o te quedas a oscuras. Si te duele una muela, analgésicos, porque te tocará pasar las de Caín antes de que te vea un dentista. Si necesitas contactar con algún profesional, saltará el contestador diciéndote que ya te llamarán o que llames en septiembre, porque están de vacaciones o con horarios limitados y la consulta llena.

Y así todo. Queridos lectores, el mes de agosto es para quitarse de en medio... si puedes. Como hace casi todo el mundo, profesionales incluidos. En España, en agosto, no trabaja ni el tato, solo hostelería y restaurantes. Y el resto, al 25% o 50% como mucho. No se te ocurra ponerte malo, que es lo peor que te puede pasar. Los hospitales, al 50% de camas y especialidades. ¡Ole, Moreno!

Un consejo: cuando llegue el día 1 de agosto, apaga y desconecta hasta el 31... si puedes, y tienes tiempo y dinero. Y que Dios os coja confesados en caso contrario. Y así, año tras año, no hay solución. A partir de aquí, queridos lectores, pueden ustedes poner todo lo que se os ocurra que os haya pasado en este mes tan veraniego y con tan poca gente especializada trabajando. ¿Todas las vacaciones se dan en agosto? Porque, vamos, hasta las fábricas cierran y no hay piezas para nada. En fin, estoy tan cabreado que ya no digo más porque, si sigo contando, me voy a pasar tres pueblos, o cuatro, o cinco... Menos mal que ya queda poco para septiembre.

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