La Comisión ha solicitado una mayor investigación tras recibir el estudio presentado en Lyon (Francia) por un equipo científico de la Agencia Internacional de la Investigación del Cáncer (IARC) -que forma parte de la OMS-, en el que se apuntaba a un posible vínculo entre el cáncer y el uso de los móviles.
Bruselas recordó en un comunicado facilitado a Efe que un grupo de 31 científicos evaluó los efectos cancerígenos de la exposición a campos de radiofrecuencia electrónica, resultantes de un “uso intensivo de teléfonos móviles”.
Los investigadores concluyeron que “puede existir cierto riesgo, por lo que necesitamos mantener una estrecha vigilancia sobre un vínculo entre los teléfonos móviles y el riesgo de cáncer”.
“Entendemos de este informe que el grupo científico no estaba en posición de identificar una evidencia causal entre los teléfonos móviles y el cáncer, y que son necesarias más investigaciones”, concluyó la CE.
En cuanto a las medidas de seguridad adoptadas en la UE para la telefonía móvil, en 1999 adoptó una recomendación que proporcionaba un marco común para limitar la exposición del público a los campos electromagnéticos.
Los mismos estándares se aplican a los equipos de bajo voltaje, radio y telecomunicaciones, y agregó que, para asegurarse de que estos límites siguen garantizando un alto nivel de protección a la población y la CE lleva a cabo revisiones periódicas acordes con la opinión de expertos internacionales.
Una de las iniciativas comunitarias es el proyecto Interphone, centrado en el estudio de tres tipos de tumores.