Era un partido clave, de esos de apretar los dientes y sacar la garra. Y los jugadores de Jaén Rugby lo hicieron. Su victoria sobre Olímpico de Pozuelo por 37-25 les acerca en la clasificación a sus próximos rivales: Hermo Soto del Real en la próxima jornada y AD Arquitectura a la vuelta de vacaciones. Pero, sobre todo, insufla moral a un equipo necesitado de buenos resultados. Jaén Rugby construyó su victoria sobre un juego paciente, dominando sus miedos y su ansiedad. Es cierto que exhibió esas virtudes sobre todo en la primera parte, pero también en los últimos minutos de la segunda, cuando los madrileños se acercaban peligrosamente en el marcador.
El 27-6 con el que se llegó al descanso es principal reflejo de ese juego intenso y dominador. Dominador en la melé, en los ruks, en la transmisión del balón, hilando fase tras fase, jugando en campo ajeno y haciendo caer al rival en las indisciplinas propias de quien se ve superado. Aun así, los de Pozuelo plantaron cara en el primer cuarto de partido y apretaron el marcador con un drop y un golpe de castigo. Jaén Rugby se había adelantado con dos ensayos de Santi Mesropian y Luis Alberto Enrique (10-6). Ensayos muy trabajados en delantera y rematados por los tres cuartos desde cerca. Pero fueron las anotaciones de Pablo Pérez y José Cabrera, al filo del descanso, las que rompieron el marcador. El del tercera línea, muy parecido a los anteriores, fruto del trabajo colectivo. Pero el de Cabrera, sin lugar a dudas, fue la jugada del partido. El segunda línea interceptó un pase cuando Olímpico de Pozuelo merodeaba con peligro la veintidós jiennense y desde allí cruzó, zancada a zancada, los 80 metros que le separaban de la zona de ensayo rival. “Cheto” Enrique con sus transformaciones y Álvaro Juárez pasando entre palos un golpe de castigo dibujaron el 27 en al marcador local.
La segunda parte fue otra historia. Olímpico de Pozuelo salió del vestuario con las riendas del partido en las manos. Jaén Rugby pasó de dominador a dominado, más por sus propias desaplicaciones e indisciplinas que por el propio juego del rival. Los madrileños anotaron primero –ensayo y transformación- para acercarse en el marcador 27-13. Tan sólo un minuto después “Cheto” Enrique hizo gala de su potente carrera para dejar atrás a sus defensores y ampliar la diferencia en el marcador (34-13). Cuando los jiennenses parecían recuperar la iniciativa, llegaron las amarillas y, ya saben, con un jugador menos toca resistir. Así fue, la defensa local consiguió desactivar los ataques madrileños, aun así, los de Pozuelo consiguieron un nuevo ensayo transformado (34-20).
Luis Alberto Enrique puso algo de tranquilidad en el minuto 60 anotando un golpe de castigo (37-20), pero poca. Poca porque Olímpico de Pozuelo no tardó en conseguir su tercer ensayo del partido, aprovechando una desaplicación en la melé de los jiennenses (37-25). Los minutos finales fueron algo caóticos, y en esas aguas revueltas Jaén Rugby encontró su calma, que no el juego de la primera mitad. Los minutos pasaron, el marcador no se movió y Jaén Rugby sumó cuatro nuevos puntos. ¿Podrían haber sido cinco? Quizás, pero en este encuentro el bonus ha sido recuperar la confianza en las posibilidades de este equipo. Hay que seguir trabajando para evitar esas desaplicaciones que tanto podrían haber costado. También saborear esos 8 puntos que igualan en la clasificación a jiennenses y “olímpicos”. El próximo partido será el sábado y contra Hermo-Soto del Real que ha conseguido una victoria más que Jaén Rugby. Es el último antes de las vacaciones. Veremos quién se las coge con la sonrisa más amplia.