¡El pasillo tiene que estar seco a mi vuelta del paseo con Bobby!, instrucciones recibidas del sargen…, mejor dicho, de la jefa de la casa.
Opté por fregar el corredor en sentido inverso al habitual porque así podía aprovechar para prepararme para una cita con un chico que quería un ejemplar de mi última publicación, porque era muy aficionado a las leyendas y los romances de la provincia de Jaén y le apetecía que se lo entregara en mano.
Por tanto, acabé la fraganchina en el baño, sentado sobre el inodoro. La humedad en el ambiente era patente y aquello no se secaba. Bastante desesperado busqué algún pensamiento que me evadiera de aquella engorrosa situación.
Vino a salvarme el libro que estaba postrado sobre el mueble del dormitorio, pero no podía alcanzarlo sin pisar la galería. Me descalzo y en pocos pasos me hago con la publicación de José Torres Fernández, ese gran rescatador de
historias. Jaén, sagrado y misterioso, es su título. Aún no lo había desvirgado.
José Torres y yo enclaustrados en el cuarto de baño y el pasillo que no se secaba. Bendita coincidencia.
Tuve la oportunidad de examinar el índice y sus primeras páginas. El autor ha amontonado una cantidad ingente de información, que ha tratado en profundidad, sobre algunos temas que manaban en el ambiente jaenero.
Uno de los temas que Torres plasma en su obra es la corriente telúrica que discurre por la capital, fundamento primordial del significado del culto al lagarto- dragón y que ha servido de lazarillo para situar lugares tan especiales en la capital como nuestra Catedral o las iglesias de San Andrés y de La Magdalena.
Atrapado, como Alicia en el país de las maravillas, en los vericuetos caminos de una lectura intrigante, sobrecogedora y emotiva, en muchos momentos, aparece la señora por la puerta y yo, sobre el inodoro, con José Torres.
Momento propicio para obtener una imagen de mi semblante y el de mi perro Bobby que, con sus sentidos más desarrollados, de inmediato se interesó por el libro Jaén, sagrado y misterioso.
Pero hasta ahí pude leer, tenía una cita. Durante toda esa jornada sobrevoló sobre mi pensamiento la enigmática publicación que no deben perderse… Forma parte de la historia de Jaén.
