El otro día pasé por el barrio de La Guita, un barrio allende las marismas del Tinto y que nunca pudo pensar que a algo más de un kilómetro de distancia y emulando a las pirámides de Egipto levantarían la mayor escombrera que se conoce en el mundo (¿), justamente de algo que no sabían adonde tirar y que más de medio siglo después tendrían la desfachatez de anunciar que era algo así como la gran reserva para enriquecer y/o potenciar determinados productos Dios sabe para qué. ¡Ay¡, el barrio de La Guita, muy cerca de El Polvorín y de Tartessos, Vicente Yáñez Pinzón, Martín Alonso Pinzón, Nuestra Señora de la Cinta… y , al otro lado de la C.N. 431, con el entrañable y viejo Estadio Municipal de Deportes como epicentro, la entonces barriada del Caudillo, hoy Huerta Mena, y Viaplana, barriada de José Antonio, y, hacia Sevilla, otros núcleos como El Lazareto y enfrente Pérez Cubillas y Los Rosales… Era la nueva Huelva donde casi regalaban las viviendas de tipo social y otras promociones de cooperativas, etc. etc.
Sí, orgullo para los dirigentes de entonces y algo de lo que no quieren siquiera hablar, más aun si contemplamos las nuevas construcciones desde El Molino de La Vega, Las Colonias, La Navidad y, sobre terrenos marismeños nuevos núcleos residenciales y sin olvidar El Matadero, y pare usted de contar. ¿Cuántos miles de viviendas construidas en época de postguerra y luego, como un milagro, al amparo del Polo de Promoción Industrial gracias a iniciativas empresariales y -ejemplo que se debería repetir ahora- de más o menos calado y accesibilidad económicamente hablando? Hoy nada brillante en el horizonte y sí algunas aberraciones que mejor no nombrar, como ese reciente caso de construir bloques de viviendas en los viejos terrenos de Pescaderías al lado de varios edificios empresariales, y aprovechándose de unos prometedores terrenos hurtados a otros fines han levantado, y uno de ellos el último construido -con llamativa fachada de colorines- pero con una separación para que los propietarios se den la mano y/o los buenos días y escuchen lo bueno y lo también malo de las familias allí afincadas. La noche y el día frente a la modestia pero bienestar generado a buenos precios y estoy seguro con mejores calidades en tantos y tantos núcleos residenciales enumerados. Punto.
Bueno, y ahora ¿qué? Sí, bonanza y dinero a espuertas e inyecciones para bancos, constructoras, inmobiliarias y otros especímenes financieros que aplauden a rabiar ante esos miles de viviendas -ya hemos perdido la cuenta ante tantos ceros- que ya veremos en cuantas provincias y/o comunidades serán plantadas no sabemos tampoco en cuantos años de vigencia de un plan algo fantasma que solo se encuentra en sus albores. El Ejecutivo –leo- anda como loco comprando terrenos incluso a Defensa y en otros predios posiblemente sobrantes para ese gran ventanal de miles de millones que vienen aflorando en las últimas semanas que ya veremos en que termina. Sí, habrá 50 actuaciones en 14 comunidades y, hasta ahora, en Andalucía solo se beneficiarán Sevilla, Málaga y Cádiz. Y, como ha anunciado el padre de la criatura, en Málaga hará el señor de La Moncloa su punta de lanza por la vivienda. ¡Vaya talante! Las cifras ni siquiera aparecen para Huelva, mientras que para Málaga - Dios mío eso se llama tener padrinos a puñados!- ya ha puesto todos los recursos el Gobierno para nada más y nada menos -ojo al dato- que 10.000 VPO del ala. A Huelva solo le queda esperar (¿) una respuesta para esos miles de hectáreas del Ensanche Sur que no se atreven a meternos más industrias después del affaire de Fertiberia. A la calle, ¿cuándo? Donde solo una vez sirvió para algo. ¡Puaff!
(Este artículo se quedó traspapelado hace algún tiempo (¿) y de pronto me lo encuentro y resulta que es más de lo mismo pero cambiando algunas fechas, criterios y cifras …) La expresión viviendas sociales, ahora, no deja de ser un mito. Hoy imperan los pisos turísticos ( ). Sí, eso…