El viernes de Feria del Caballo llegaba precedido por previsiones meteorológicas un tanto diferentes a las del resto de días: descenso de temperaturas, nubes y claros y hasta una alta probabilidad de lluvia en el entorno previo a las cinco de la tarde.
Y todo se ha cumplido, salvo por lo del horario de la lluvia, ya que ha sido a partir de las cinco cuando la tormenta procedente desde la zona oriental ha descargado toda su fuerza sobre el recinto ferial.
Ocho litros en menos de una hora. Lo suficiente para provocar la desbandada de caballos del paseo principal y que el público corriera a buscar refugio en el interior de las casetas, e incluso dentro de las mismas por parte de quienes se encontraban en las terrazas, que han tenido que abandonarlas ante la fuerza e insistencia de la lluvia.
Al menos no han sido los 29 litros recogidos en Jédula apenas una hora antes, pero suficientes para condicionar el desarrollo de la fiesta, que ha obligado a poner fin al paseo de caballos con casi tres horas de antelación, la marcha de todos los enganches y coches de caballos y detener las actuaciones del parque de atracciones.
Hoy no será necesaria la presencia de los camiones de Jerez UTE baldeando el albero. De hecho, el problema pasa por aguardar al secado del paseo ante el barro acumulado en algunas zonas.
Tras la intensa lluvia, eso sí, los servicios municipales han actuado en ambos templetes de la Feria. El albero se seguirá cepillando para poder eliminar los grandes charcos que aún persisten. Igualmente, se ha verificado el buen estado del Depósito de Sementales, donde este sábado se celebra el acto del Caballo de Oro.
Hacía al menos una década que la lluvia no hacía acto de presencia en la Feria del Caballo. Todo apunta a que quedará en una anécdota.