El Martín Carpena se viste de gala este martes (21:15 h) para acoger el primer partido de cuartos de final de la Liga Endesa entre Unicaja y Barça, un duelo clásico con sabor a revancha histórica. Hasta la fecha, los malagueños nunca han logrado imponerse a los azulgranas en una serie de la fase por el título, pese a haber disputado diez eliminatorias directas. Sin embargo, el equipo de Ibon Navarro llega con ilusión, confianza y, por primera vez, con el factor cancha de su lado.
“Llegamos bien, se ha trabajado bien y veo al equipo con muchas ganas”, afirmó el técnico vitoriano en la previa del encuentro, subrayando que la temporada ha servido como un proceso de maduración. “Hemos aprendido a sufrir y a saber ganar en momentos difíciles, algo que nos faltó el año pasado. Creo que estamos mejor preparados mentalmente”, reflexionó Navarro, quien no ocultó la complejidad del reto.
Y es que los precedentes imponen. Barça y Unicaja se han enfrentado en 144 partidos oficiales, con 100 victorias para los catalanes. De las 21 eliminatorias por títulos, solo en dos ocasiones se impuso el conjunto cajista: la Euroliga de 2007 y la Copa del Rey de 2023. El resto ha sido un muro infranqueable. Pero el técnico malagueño lo tiene claro: “La historia está para romperla”.
Navarro destacó que el Barça, pese a las lesiones, ha sabido reinventarse. “Han hecho de los problemas una virtud y la serie ante el Mónaco les ha dado solidez defensiva. Tienen una selección de tiro brutal, pero también nosotros tenemos nuestras armas. Creo más en la ilusión que en la obligación en una serie como esta”, apuntó, subrayando la mentalidad con la que deben encarar la eliminatoria.
A diferencia de años anteriores, el Unicaja parte con la ventaja de jugar en casa los partidos clave. Algo inédito en sus cruces ante el Barça, donde siempre fue a remolque. “Jugar en casa es clave, aunque quede la vuelta. Contar con el apoyo del Carpena marca diferencias”, dijo Navarro, que decidirá horas antes qué dos jugadores se quedan fuera de los 12 convocados.
El choque promete emociones fuertes y se presenta como una oportunidad histórica para romper el maleficio. Unicaja quiere seguir creciendo, seguir creyendo y, sobre todo, seguir compitiendo. Porque como dijo su entrenador, en el baloncesto —y en la vida— los libros de historia también están para reescribirse.