Me interesa todo libro que hable de la guerra civil española, aquella cuyo resultado marcó nuestra historia, escrita con sangre, durante cerca de cuarenta años y los primeros veintiuno de mi vida. El bando sublevado, con Franco a la cabeza, la ganó, imponiendo una dictadura fascista, entumeciendo y helando las libertades y voluntades, arrancando y expoliando el poder y el alma a los débiles. Él era quien signaba los tiempos y gobernaba con mano férrea...
“La península de las casas vacías” es un libro que habla de esta guerra. Llegó a mis manos en forma de regalo. ¡Vaya regalazo! Ya lo estoy terminando y hasta ahora no tiene ningún desperdicio. Al llegar a la página 661 me topé con un texto, que reproduce David Uclés, su autor, que no es sino un discurso radiado que dio el papa Pío XII el dieciséis de abril de 1939, recién terminada la mencionada fratricida guerra, refiriéndose a la celebración de la victoria y la paz en España. El texto dice así: “Con inmenso gozo nos dirigimos a vosotros, hijos queridísimos de la Católica España, para expresaros nuestra paterna congratulación por el don de la paz y de la victoria con que Dios se ha dignado coronar el heroísmo cristiano de vuestra fe y caridad, probado en tantos y tan generosos sufrimientos. (...) Los designios de la Providencia, amadísimos hijos, se han vuelto a manifestar una vez más sobre la heroica España. La nación elegida por Dios como principal instrumento de evangelización del Nuevo Mundo y como baluarte inexpugnable de la fe católica acaba de dar a los prosélitos del ateísmo materialista de nuestro siglo la prueba más excelsa de que por encima de todo están los valores eternos de la religión y del espíritu”. (Su santidad el papa Pío XII).
El pontificado de este papa abarcó la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Su elección se llevó a cabo el 2 de marzo de 1939 y sucedió en un momento de paulatina tensión interna, una etapa marcada por la persecución y asesinato de millones de personas, incluyendo judíos. Firmó diferentes concordatos internacionales cuando aún no era papa, sino cardenal secretario de Estado de la Santa Sede bajo el pontificado de Pío XI. Uno de esos concordatos fue el Reichskonkordat con la Alemania nazi, en el que se establecían condiciones de libertad religiosa para la Iglesia Católica. Los nazis propusieron a los obispos no intervenir para contrarrestar la legislación racista que el gobierno estaba realizando ni tampoco lo que tenía que ver con las esterilizaciones, puesto que la intervención podía llevar a una paralización del concordato. Los obispos y cardenales, con Eugenio María Giuseppe Giovanni Pacelli (posteriormente Pío XII), como dirigente, -muy obedientes-, prefirieron recordar a los fieles las obligaciones del matrimonio tratando el tema de la esterilización desde el punto de vista de principio y no a la luz de la ley que se estaba discutiendo. Y el 3 de junio de 1933, anunciaban el fin de su oposición al régimen nazi. Dicho concordato supuso una significativa victoria para Hitler, pues transmitía una buena imagen de cara a la comunidad internacional y el dictador lo consideró como vía libre para actuar contra los judíos.
El lector saque sus propias conclusiones sobre la actuación de la Iglesia Católica, tanto en la firma de dicho Reichskonkordat como sobre el discurso radiado del papa Pío XII después de la victoria del Generalísimo Franco.
Y no quiero dar por finalizado este artículo sin elogiar el libro de David Uclés que tan fascinada me tiene y sin dar la opinión de unas cuantas personas famosas que también lo han leído:
“Es lo mejor que he leído en muchísimos años. Un libro extraordinario que quedará en la historia de de la literatura de nuestro país” (Iñaki Gabilondo).
“Prosa ambiciosa, incomparable...Un lujo de nuestra literatura” (Joaquín Sabina).
“Advertencia para lectores: incurren en grave riesgo de fascinación” (Irene Vallejo).
