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Bahía Sound

Bahía Sound necesita mejorar en aspectos clave que ya generan críticas crecientes: organización, convivencia y, especialmente, su oferta gastronómica

Publicado: 29/06/2025 ·
16:02
· Actualizado: 29/06/2025 · 16:02
Autor

Pepe Oneto

Además de cocinero y docente culinario, comunicador, especialmente gastronómico, en prensa escrita, radio, televisión e Internet y escéptico por naturaleza

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Una gran idea que merece estar a la altura. Escribo estas líneas con ánimo constructivo y absoluto respeto. Bahía Sound es una gran iniciativa que puede situar a San Fernando y a toda la Bahía de Cádiz en un lugar privilegiado dentro del panorama cultural andaluz. Pero si quiere consolidarse como un festival de referencia, necesita mejorar en aspectos clave que ya generan críticas crecientes: organización, convivencia y, especialmente, su oferta gastronómica. El cartel artístico es excelente, sin duda. Grandes nombres, buena producción. Pero un festival no puede sustentarse solo en la música. La experiencia global cuenta. Muchos vecinos denuncian el volumen insoportable tras los conciertos, que se escucha a kilómetros. Yo mismo lo comprobé mientras cenaba en la terraza del restaurante El Cerro, en el Camino de Gallinera. No es una queja aislada. Es un problema real que afecta al descanso y al día a día de una ciudadanía que merece ser escuchada y respetada.

A esto se suman las quejas sobre los altos precios, tanto de las entradas como de la bebida y la comida, que no se corresponden con la calidad ofrecida. El malestar es generalizado y va en aumento. Si se quiere proyectar una imagen positiva, hay que cuidar todos los detalles. Y aquí llegamos a uno de los puntos más decepcionantes: la oferta culinaria. La marca Yass, gestionada por el Grupo Arsenio Manila, ofrece una carta centrada casi exclusivamente en gastronomía internacional y urbana: guacamole, pollo coreano, fideos asiáticos, hamburguesas, pizzas… Todo pensado para un público joven, sí, pero olvidando por completo a otros sectores igualmente importantes.

¿Y los adultos que acompañan a sus hijos o nietos? ¿Dónde está la cocina de toda la vida, la que forma parte de nuestra identidad? La gastronomía no es solo alimentación: es cultura. Y si el festival pretende ser intergeneracional, su propuesta gastronómica también debe serlo. No se trata de eliminar lo moderno, sino de sumar tradición. De aprovechar el tirón del festival para acercar a los jóvenes a nuestra cocina, la de siempre. La que nos ha colocado en lo más alto del mapa gastronómico nacional.

La que Arsenio Manila defiende con maestría en otros establecimientos de su grupo, pero que aquí, incomprensiblemente, brilla por su ausencia. Un buen ejemplo lo tenemos cerca: el Concert Music Festival de Sancti Petri, donde conviven opciones para todos los públicos y edades. Allí sí se entiende que un evento cultural debe incluir una gastronomía diversa, respetuosa con las raíces y pensada para todos. ¿Por qué no aplicar esa misma visión en Bahía Sound? Estamos ante un proyecto con mucho potencial, pero que necesita ajustes urgentes. Hay que cuidar la convivencia con los vecinos, mejorar la relación calidad-precio y, sobre todo, ofrecer una gastronomía que respete y represente a todos. La cocina tradicional también tiene cabida en un festival moderno. Y todos, jóvenes y mayores, merecen sentirse parte de la experiencia. Bahía Sound es un gran festival. Pero para crecer, debe escuchar. Y rectificar.

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