Algo que hay que arreglar y de forma urgente. El equipo bajó los brazos de forma alarmante en el segundo tiempo, pero es que cuando te disparan cuatro veces a puerta y te meten tres goles debe ser muy complicado mantener el carácter y la ilusión. Otra imagen patética.
L a mejor noticia para el Xerez fue que tan solo perdió por 3-0. Cuando Juvenal acertó a marcar el tercero, el equipo arlequinado había disparado cuatro veces a puerta. Cuatro disparos y tres goles. Así no se va a parte alguna. ¿Culpables? Todos. Pero parece que la credibilidad en Toni se ha terminado. Eso se comentaba en Sabadell. Cuatro le hizo el Mirandés, tres el Castilla, otros tres, y gracias, el Sabadell; dos el Almería. Doce goles en contra en seis partidos. El segundo, nada más comenzar la segunda parte, en un córner en el que Dani Tortolero incomprensiblemente remató de cabeza en el punto de penalti. El tercero en un disparo lejano que no sé, porque las imágenes que llegaban no eran nítidas, si había tropezado en un defensa de los que ayer vestían de rojo. Y luego pudieron llegar algunos más, pero salvó Cámara, Lanza se recreó en la suerte. En fin, una disparate de partido.
Y no solo hay que poner en el debe, aunque es fundamental, la facilidad con la que se encajan goles, sino también la manera en la que el equipo bajó los brazos tras el segundo gol en contra. Sin ánimos, sin actitud, así es difícil caminar. El Xerez, sus jugadores, volvió a dar en la segunda parte una imagen totalmente patética. Un equipo a la deriva que, en ocasiones, tuvo a Cámara, tocado, como interior zurdo y a Bruno de central para que Porcar y Rueda pusieran criterio en un centro del campo que sí existió fue en la primera parte.
Porque esa es otra razón que añadir en ese lamentable partido que firmó el Xerez. En el primer periodo se salió con ganas, presionando muy arriba y llevando el control del choque, pero no se disparó ni una sola vez a puerta. En el segundo tiempo un cabezazo de Iago Bouzón a las manos de Nauzet y pare de contar. No hubo más. Si el equipo manda, controla y lleva la iniciativa lo lógico es que haga trabajar, al menos, al meta rival. Nada de nada. Un balón en el que Dani Tortolero se equivocó y que Maldonado no supo materializar y un disparo de Rueda, como el de la semana pasada ante el Numancia, que se topó con la pierna de Pablo y se fue fuera. Pare de contar. Fueron las únicas opciones de un equipo que, para colmo de males, vio cómo Eneko disparaba y Toni paraba en su palo en el primer disparo a puerta de los arlequinados cuando la media hora de juego ya estaba vencida y cómo posteriormente Moha desde la frontal enviaba el esférico a la red cuando os protagonistas comenzaban casi a mirar la bocana de vestuarios.
1-0 y jugadores a casetas. Y de salida en la segunda parte, el Sabadell que mandaba y marcaba. Cuando se manda en un partido hay que marcar porque se corre el riesgo de que, en una acción aislada, te pintan la cara. Le pasó eso en el primer periodo a los de Esteban. En el segundo, ni eso. Gol de Tortolero y el partido que ya se dio por perdido. Lamentable.