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Castigo a base de palos (1-2)

Derrota con orgullo de un Betis que supo levantarse tras el doblete de Messi. Rubén Castro dio alas pero la fortuna se alió en contra de los verdiblancos.

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Derrota con orgullo de un Betis que supo levantarse tras el doblete de Messi en la primera media hora. Rubén Castro dio alas para la segunda mitad pero los postes y la fortuna se aliaron en contra de los verdiblancos.

Apostó por la velocidad Mel, que si bien mantuvo la duda de Juan Carlos hasta el mismo domingo, finalmente le dio entrada en la izquierda mientras Joel Campbell cubría la derecha. Y por si alguien tenía alguna suspicacia, un tal Messi, en el once del mejor equipo del mundo.

Impresionante ambiente en el Villamarín que se vistió de gala como en las noches grandes. Sin complejos, los verdiblancos adelantaban las líneas desde la defensa; y el balón, la seña de identidad para los blaugranas. Presión por parte del cuadro bético que surte efecto en el minuto 3 de partido cuando Campbell ponía una pelota pintiparada al punto de penalty y Salva Sevilla de cabeza a punto estuvo de hacer el primero pero el remate salía centrado.

Muy pronto tuvo que retocar Tito Vilanova a su equipo ante la inesperada lesión de Cesc Fábregas que tenía que salir sustituido por Alexis a los nueve minutos del choque. Sin embargo, el planeta fútbol y la zaga verdiblanca volvieron a contemplar cómo la estrella argentina, dejando atrás hasta a tres futbolistas blanquiverdes, cruzaba un lanzamiento imposible para Adrián  y logrando así el 0-1. El Barça bailaba sobre el césped de Heliópolis. Por si fuera poco, toma tres tazas pensaría la afición del Betis. Arrancada de Adriano desde campo culé que cedía el ‘cuero’ a Iniesta para que éste, de tacón, dejara el balón limpio a Messi que, en un tiro casi calcado al del primer tanto, conseguía de idéntica forma el 0-2 en el ‘25 de encuentro.

Para colmo, Juan Carlos se tenía que retirar lesionado, dando entrada a Vadillo en el terreno de juego que de nuevo elevó a la máxima potencia su eléctrica presencia en el campo cuando más tocado y anodino frente al juego del Barça parecía el conjunto local. Precioso el pase del canterano por dentro a Rubén Castro que enviaba al interior de las mallas ante la imposible estirada de Víctor Valdés a diez minutos del descanso. El estadio se venía abajo y el nerviosismo se empezó a apoderar de los blaugrana. Sin lugar a dudas, los instantes más destacados de los sevillanos.

Lanzados hacia el empate partieron desde el vestuario los hombres de Mel. El técnico madrileño introducía a Jorge Molina en punta y Mascherano por Puyol en las filas barcelonistas. Situación similar en el inicio de la segunda mitad en cuanto a la primera. Y en estas, a balón parado, Valdés obró el milagro al disparo de Beñat Etxebarría que tras estrellarse en el larguero y el palo, la suerte cayó del lado visitante.

Ración doble de fortuna se podría decir; puesto que como si de una broma pesada se tratara, otra vez a balón parado, ahora de saque de esquina, el certero balón medido al primer palo, era peinado por Jorge Molina que después de rozar en Piqué, golpeaba en el poste contrario y retornaba inexplicabemente a las manos de Valdés como si un imán empleara. Vadillo protagonizaba el ataque bético y sus internadas originaban peligro. Tanto es así, que en un balón suelto, ante la desesperación de los asistentes, mandaba al palo una clara oportunidad de poner tablas.

Al final, perdió el Betis pero con la cabeza alta.

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