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Jaén

Antonio Garrido hace en el Foro Jaén un alegato sobre la ciudad

Defendió que Jaén tiene futuro si nadie hace dejaciones de su responsabilidad

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  • Antonio Garrido en su conferencia anoche en el Foro Jaén con su presidente, Pablo Carazo. -

El periodista Antonio Garrido, director de VIVA JAÉN, hizo ayer un alegato sobre la necesidad que tiene la ciudad de Jaén de sobreponerse a tantas rémoras como ha dejado la historia para convertirse de una vez por todas en una capital moderna y ambiciosa. Antonio Garrido pronunció una conferencia en el Foro Jaén de Opinión y Debate, del que fue presidente durante más de once años, previa la presentación a cargo del presidente de esta tribuna, Pablo Carazo, en la que habló de “En Jaén donde resisto”, señalando de principio que con esta expresión desdibujada del célebre “En Jaén donde resido” lo que ha pretendido es “hacer una descripción apasionada del que me parece lento discurrir de nuestra tierra que en mi caso no es en absoluto incompatible con una elocuente declaración de amor y de jaenerismo”.


El conferenciante defendió que a Jaén se le ayuda tanto con  la exaltación de sus valores y sus potencialidades, que por fortuna le adornan en abundancia, como también haciendo un juicio severo pero al tiempo constructivo de sus lastres. Afirmó que queda mucho por hacer para que la ciudad no desafine en el concierto de la modernidad, y se mostró partidario de no dejar el futuro sólo en manos  de la mayor o menor  voluntad de los políticos, sino que hay que provocar a la ciudadanía, en sentido positivo, para que se implique en el futuro, sobre todo por una razón de egoísmo cívico: las personas pasan, los cargos públicos pasan, la ciudad permanece.


Más adelante puso de relieve que la respuesta de la ciudad a su Universidad, desde su nacimiento mismo, ha sido cicatera y Jaén debería ser consciente de la falta de apoyo político, social y empresarial, para preguntarse de manera rotunda: “¿si a la Universidad se le muestra indiferencia, qué se puede esperar de todo lo demás?”.  Se refirió a los contratiempos históricos de Jaén, a su resignación frente a la que debiera ser actitud de rebeldía responsable e inconformismo impaciente. Mostró su rechazo por la abdicación que tradicionalmente se refleja en la manera de ser de algunos  jienenses “cuando es verdad que hay problemas y situaciones a las que sobreponerse, pero la nuestra no es una tierra pobretona y sombría a la que se le pudiera adivinar un horizonte de postración y se le intuyera una lesión incompatible con el futuro”.


Tras señalar como “objetiva realidad” que a Jaén no le ha ido bien con su clase política, ni los gobiernos de Madrid y Sevilla se han hecho merecedores de la medalla de oro de esta ciudad, comentó algunos temas locales, como el polémico tranvía, para lamentar que las administraciones hayan decidido las prioridades de espaldas al interés general. Describió la difícil encrucijada en la que se encuentra Jaén, los devastadores efectos de la crisis, especialmente visible en las cifras del paro, y la quiebra económica del Ayuntamiento, pero terminó afirmando que “Jaén tiene futuro si nadie hace dejaciones de su responsabilidad”.

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