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Curioso Empedernido

A puerta cerrada

Asistimos a uno más de los gestos que demuestran que la política actualmente ha perdido la partida frente a la economía, que estamos en manos de los poderes sin rostros que dominan el mundo desde las catacumbas

Entre pitadas y abucheos de quienes se manifestaban en la calle, con la inhibición  de señales para que nadie pudiera filtrar, a puerta cerrada, clandestinamente, se reunió en el Congreso de los Diputados, Mario Draghi, Presidente del Banco Central Europeo, que a lo largo y ancho de esta penosa crisis tanto está presente en nuestros pensamientos y emociones como enemigo de todos los ciudadanos y ciudadanas, para los que cada día que amanece  es una tortura y una incertidumbre

Asistimos a  uno más de los gestos que demuestran que la política actualmente  ha perdido la partida frente a la economía, que estamos en manos de los poderes  sin rostros que dominan el mundo desde las catacumbas de la economía, pero no se presentan a las elecciones, que el pueblo no cuenta para nada en la toma de decisiones.

Vino a explicarles a quienes hemos elegido lo que nosotros deberíamos saber de primera mano y con luz y taquígrafos, y no soportar ninguna reunión secreta, cuando somos los pagadores de tanto y tanto sacrificio. Eso sí, nos consuela o tal vez nos inquieta  diciéndonos que estamos en el buen camino aunque tengamos deberes pendientes y también de que era consciente de que lo estábamos pasando mal, vamos  suenan a cruel cachondeo  las palabras del mandamás del euro.

Menos mal que hubo quienes al final pudieron darnos información de lo que allí sucedió, porque nadie puede llegar a entender como este señor se reúne con el Europarlamento y se le pregunta todo lo que se quiera, y aquí en esta España nuestra tiene que ser casi en secreto.

Draghi tuvo oportunidad de recoger algunas manifestaciones de enfado de la ciudadanía, lo que no sé si le importaría demasiado  ni si él en un acto de respeto democrático estaba dispuesto a abrir un abanico que le habían dado cerrado o no  deseaba esforzarse lo más mínimo en agradar a los ciudadanos españoles.

Parece contradictorio que en un país en el que la derecha  que sustenta el gobierno, presume a todas horas de claridad y transparencia, de prácticas de buen hacer en sus decisiones, se permita esta cruel fantasmada de predicar una cosa y hacer justo la contraria, de exigir puertas abiertas cuando ellos ordenan que se cierren.

Ahora estaba más claro que nunca, cuando ellos quisieran saldríamos de la crisis, cuando dejaran de sustituir una mentira por otra, cuando las personas fueran más importantes que los números, cuando las voces de la libertad fueran más sonoras  que las de la censura.

Mientras la gente recoge cerca de un millón y media de firmas, el PP, partido mayoritario que sostiene al gobierno de Mariano Rajoy, dudaba si admitirla o no a tramite aunque  al final tuvo que claudicar, y esperemos que prospere  una ley que limite los desahucios y promocione la entrega de la vivienda para cancelar la hipoteca.

A puerta cerrada, la Iniciativa Legislativa Popular  y el suicidio de un matrimonio de pensionistas en Mallorca, que dejó una carta explicando que no podían soportar que les quitaran su casa. Esto es inadmisible e intolerable, no nos podemos permitir el que nuestros políticos pasen de la voz de la calle ni de tanto drama personal.

Demasiadas cosas en nuestro país siguen ocurriendo a puerta cerrada cuando debería arrojarse luz sobre todo, para que el pueblo soberano conozca en que país vive, quienes les gobiernan y que es lo que hacen.

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