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Dos años con un tranvía parado

El domingo se cumplen dos años desde que el tranvía dejara de circular en pruebas

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  • Primer viaje del tranvía -

Unos 32.9000 metros cuadrados sin uso. Son 4,7 kilómetros de largo por 7 metros de ancho que tiene la plataforma. Casi 33 hectáreas para practicar deporte o aparcar el coche. Cuando Clara Barranco, alumna del colegio Ramón Calatayud, ganó en mayo de 2010 el primer premio en el concurso de ideas para el diseño exterior del tranvía de Jaén, difícilmente sospechó que tres años después los vagones seguirían en las cocheras de Valdeastillas. El próximo domingo se cumplen dos años desde que el tranvía de Jaén dejara de circular por las calles. Si su construcción fue un récord de obra pública, los días que estuvo circulando en pruebas bien podrían alzarse con una mención del Guiness de los Record: dieciséis días, del 3 al 19 de mayo de 2011. Esa es la historia de un tranvía que comenzaba su andadura el 13 de marzo de 2009, cuando la Consejería de Obras Públicas y Transportes adjudicaba las obras por un importe de 74,8 millones de euros, en lugar de los 96 del presupuesto de licitación, a la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada  por Almstom, Gea21, Inabensa, Mipelsa y Pavimentaciones Morales, estas dos últimas jienenses. Apenas un mes después comenzaban las obras del sistema tranviario de la ciudad que durarían dos años.


El diseño final constaba de un trazado de 4,7 kilómetros y 10 paradas que recorrían el eje norte-sur de la ciudad, pasando por centros como la Universidad de Jaén, el Complejo Hospitalario o el Polígono de Los Olivares. Los gobiernos del PSOE, tanto en el Ayuntamiento de Jaén, con Carmen Peñalver como alcaldesa, como en la Junta de Andalucía, con Rafael Valdivielso como delegado de Obras Públicas, propiciaron que el sistema tranviario de Jaén fuera una realidad antes de las elecciones municipales de 2011. Desde la oposición, el ahora alcalde de Jaén y presidente del Partido Popular, José Enrique Fernández de Moya, hacía una feroz oposición al tranvía y afirmaba que nunca se montaría en él. La Junta de Andalucía había echado sus cuentas: 45.000 habitantes de la ciudad residían a menos de 500 metros de una parada. Sin embargo, el análisis de explotación realizado por la Junta de Andalucía no era demasiado halagüeño. El coste por viajero se fijaba en 2,067 euros, en el caso de que el tranvía transportara 2,7 millones de viajeros al año, es decir, 7.397 viajeros diarios. El único dato que existe en la actualidad al respecto es el de los usuarios de la  única semana que funcionó completa de lunes a viernes (del 9 al 13 de mayo de 2011). Se montaron en el tranvía 35.671 viajeros, es decir, 7.134 al día. Eso sí, era gratis y el fin de semana no circulaba.

Paralización
Y con estas mimbres, el 19 de mayo de 2011, el juzgado  de lo Contencioso Administrativo número 3 de Jaén ordena la suspensión de la gratuidad del servicio público durante el periodo de pruebas, tras el recurso presentado por la empresa Castillo, concesionaria del servicio de autobuses de línea de la ciudad. Faltaban tres días para las elecciones municipales, que finalmente ganó el Partido Popular y su candidato Fernández de Moya. Sin embargo, la empresa Castillo no llegó a formalizar nunca la demanda tras presentar el recurso, tal y como le instó el propio juzgado, de tal forma, que el 6 de octubre de ese año quedó sin efecto la suspensión cautelar.



Pero las pruebas ya no se reanudaron nunca y comenzó el episodio de desencuentro administrativo en el que aún están inmersos Ayuntamiento de Jaén y Junta de Andalucía. Por el camino han quedado cerca de 120 millones de euros de inversión, 30 de los cuales corresponden al pago de los cinco vagones del sistema tranviario, una continua campaña del alcalde de Jaén denunciando la “ruina” que significa el tranvía para la ciudad, pero sin hacer pública de forma íntegra la auditoría que realizó Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña, y una administración, la Junta de Andalucía, que dos años después, no ha subsanado los desperfectos del sistema.

Ferrocarriles de Cataluña dijo ‘adéu’

El  27 de febrero de 2012, el alcalde de Jaén, José Enrique Fernández de Moya, y el presidente de Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (FGC), Enric Ticó Buxados, suscribieron  un convenio por el que FGC optaría a la explotación del tranvía como mínimo por el periodo de un año. Previamente, el convenio recogía que FGC realizaría una auditoría sobre el estado  de la explotación, ya que en ese momento llevaba más de nueve meses sin circular.
La intención era que la auditoría hubiera estado finalizada antes del verano para que se puedieran reanudar las pruebas y que FGC valorara la opción de explotar el sistema durante un año. El primer informe elaborado por la empresa catalana presentaba deficiencias que impedían que el tranvía pudiera circular. Tras el traslado a la Junta de Andalucía, ésta se comprometió a subsanarlas, algo que aún hoy no se ha producido. Finalmente FGC presentó una oferta para explotar el tranvía con una aportación municipal. El 28 de enero de 2013 el alcalde anunció que sacaría a licitación el tranvía sin aportación propia, pero no hizo público, en su integridad el informe de FGC.

Un caldo de cultivo para la polémica

El tranvía de Jaén ha dividido la ciudad en dos tendencias, los que opinan que se debería abandonarse el proyecto y retirar la infraestructura y los que piden que se ponga en funcionamiento.  Cualquier noticia referente al tranvía provoca debate en la sociedad jienense. De hecho, las noticias en las que aparece suelen ser las más visitadas en el portal de este periódico, vivajaen.es, o en las redes sociales. Los agentes sociales tampoco han permanecido al margen de la polémica y aquí sí que ha habido unanimidad en la intención de poner en marcha el tranvía, toda vez que ya está construido y que ha supuesto una inversión de unos 120 millones de euros.
El hecho de que lleve tanto tiempo sin servicio ha provocado también que trascienda al ámbito local. En septiembre del año pasado, el programa Comando Actualidad, de TVE1, se desplazó a la capital para recoger esta circunstancia, que formó parte de un reportaje sobre infraestructuras puestas en marcha durante la época de bonanza económica y que han quedado sin uso con la crisis.

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