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El Puerto

Emoción y torería en la apertura del abono

Puerta grande para Pérez Mota, Caro Gil y el mayoral. Vuelta al ruedo para los lidiados en cuarto y quinto lugar

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  • PÉREZ MOTA -

Al parecer algunos matadores de los considerados figuras del momento, no se han enterado o miran para otro lado, que con toros sin bravura, descastados, sin fijeza, ni embestidas humillantes y repetidoras, el espectáculo carece de emoción y la gente se aburre. No es buena para nadie, y más en unos momentos tan delicado para la fiesta Estas figuras exigen otro tipo de ganadería con encaste Domecq. No hace falta dar nombres. La afición las conoce. A cambio desechan los Santa Coloma de Ana Romero, Fuenteimbro por poner dos ejemplos claros. En la pasada feria de Burgos se le ofrecieron a tres figuras que encabezan el escalafón, los toros de Ana Romero. La  rechazaron. No le gustaban. Prefieren los dulces a los que están acostumbrados, que salen a la plaza como alma en pena, salvo alguna que otra excepción. No saben lo que se han perdido con la corrida del pasado domingo. El maestro Paco Camino se tragaba en la década de los años 60, la camada entera de Santa Coloma. Por algo sería.

Festejos como los vividos en la primera de abono son necesarios, para llevar gentes a la plaza. La empresa portuense ha tenido el acierto de colocar los toros de Ana Romero, para encender la mecha de la emoción y el entusiasmo, ante una terna modesta. Otra cosa es la capacidad y oficio, aunque las ganas, el pundonor los deseos de triunfos quedó demostrado.

Triunfo justo y merecido de Pérez Mota, que confirma el del pasado año. Sin duda el más placeado y experimentado de la terna. Parece como si llevara a estas alturas una veintena de festejos. Supo andarle con el capote con inteligencia y cualidades lidiadoras, reservándose para la muleta todo el compendio del buen toreo. Con el engaño planchado, templando las embestidas, asentadas las zapatillas, desgranó series sobre ambos pitones, destacando derechazos y naturales que parecían eternos. Dibujó una faena de alta plasticidad, plena de dominio y mando.

En el cuarto lució al toro colocándolo de largo en el caballo arrancándose galopando y codicia. El toro repetía y se comía la muleta. El torero de El Bosque, supo engancharlo por abajo en excelentes tandas. Rubricó la faena con una estocada suficiente. Merece más corridas, porque está pidiendo paso.

El torero de las Astas de Trebujena, Antonio Caro Gil, tiene pellizco y sabe improvisar en la cara del toro, con cambios de mano y trincherillas, con sabor añejo. La faena a su primero que apretó en banderillas, le imprimió su sello personal y valentía, ensayando al toreo natural, abrochados con circulares invertidos en uno de los cuales resultó prendido. Con el quinto dio medida de lo que puede ser este torero a poco que tenga regularidad. No fue una faena enteriza, que realizó en los medios, pero tuvo pasajes importantes. Ligó series sobre ambos pitones, aunque lo desarmara por dos veces y resultara volteado, que más tarde sería atendido en la enfermería de la plaza de varetazos y erosiones. Su insistencia en el redondo invertido, adornos y las ganas que le echa, merece que se prodigue más. Es un torero recuperable, porque tiene la virtud de llegar pronto a los tendidos.

Voluntad y deseos no le faltaron a Diego Hermosilla. No se entendió con su primero un toro algo sosito. En banderillas lo cambiaron con dos pares. Gustó en un artístico quite y destacó con estocada fulminante. De nuevo se lució en verónicas de recibo ante un  toro encastado y exigente. Nunca le perdió la cara y su la labor digna fue reconocida, aunque se notó  la  merma de experiencia en este tipo de  corridas. Ánimo y a seguir luchando.

Ha empezado con buen pie el abono. Lo importante que se anime el personal y lo que venga tenga el contenido de este festejo, y quede en la memoria.

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