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Curioso Empedernido

Nuestro arte, nuestra peña

Un amplio abanico de cómo cada gente entiende la forma de expresar en el fondo lo mismo, con su compás, su jondura, su carácter serio o festero, su origen geográfico o sus influencias sociológicas. Entre perezas y prostituciones un camino de rosas y espinas ha sido la evolución del FLAMENCO

Demasiadas suposiciones y muchas suplantaciones, excesivas imposturas y composturas  ha tenido que soportar el arte más universal y más genuinamente andaluz, el FLAMENCO.Envuelto en unos orígenes sobre el que existen todo tipo de controversias, hay elementos que le aportan su autenticidad como diría mi buen amigo Foti, artista del ojo que es capaz de ver lo que los demás no descubren.

Me refiero a sus esencias, esas que forman parte de las raíces de un pueblo, de una gente, de una forma de ver la vida, y en el FLAMENCO, casi nadie discute, aunque si hay gente que lo hace, no hay porque preocuparse, ya que la pluralidad es lo que enriquece cualquier discusión,  es  la aportación gitana a lo largo de su historia desde el siglo XVIII.

Tampoco, ningún estudioso serio y riguroso, es capaz de negar el sello morisco, porque gitanos ha habido a lo largo y ancho del mundo, pero éstos y los musulmanes que se quedaron aquí tras la reconquista, eso se dio en una tierra con una luz especial, Andalucía.

Por tanto, dos características poblacionales y una territorial, gitanos y moriscos en Andalucía, a lo que se añade una cultura abierta capaz de aprehender y aprender de todo y de todos.  Con sus facetas y manifestaciones, del cante, el toque y el baile producen uno de las músicas más importantes e increíbles del mundo, el FLAMENCO

Desde la alboreá o las alegrías hasta la zambra y el zorongo, pasando por las soleas, las seguiriyas o las bulerias, nos podemos parar en las cantiñas, las colombianas, las farrucas las malagueñas, las granainas, las rondeñas, los martinetes, las mineras, el mirabrás , los tientos o las tonás.

Un amplio abanico de cómo cada gente entiende la forma de expresar en el fondo lo mismo, con su compás, su jondura, su carácter serio o festero, su origen geográfico o sus influencias sociológicas. Entre perezas y prostituciones un camino de rosas y espinas ha sido la evolución del FLAMENCO.

Todos los que amamos este arte tan auténtico y tan nuestro estamos de acuerdo en el respeto a las raíces, pero si no incurrimos en el fundamentalismo arcaizante de o “lo que yo pienso o nada” estaremos de acuerdo con que algo tan vivo debe evolucionar y estar abierto a enriquecerse con otras aportaciones.

Entre lo que hoy tenemos documentado y lo deducimos de la historia vivida, el FLAMENCO ha  caminado a lo largo y ancho de los últimos tiempos, y desde la época dorada de Silverio Franconetti y sus antecedentes hasta los momentos que nos ha tocado vivir con los jóvenes y nuevos valores, es un recorrido apasionante de verdad con algunas tentaciones de adulteración y falsedad.

Desde aquellos cafés cantantes, los patios, las calles  y nuestras peñas, los espacios han acogido a nuestro arte, el FLAMENCO,  y aunque han cambiado los decorados, los protagonistas siguen siendo los  mismos, los cantaores, los tocaores, los bailaores, hay algo que permanece, el compromiso de quienes saben que las futuras generaciones han de conocer lo que se hace en este presente que nos ha tocado vivir, como y de que manera se interpreta lo que es patrimonio inmaterial de la humanidad.

En nuestra comarca, hay muchas y buenas peñas, que están haciendo un gran trabajo para preservar y difundir las esencias del flamenco, creo que  todos dentro y fuera del Campo de Gibraltar, reconocen la tarea de la Sociedad  del Cante Grande de Algeciras, en cuyo templo en el corazón de la Bajadilla  y de la mano de gente tan comprometida como Pepe Vargas o Paco Martín  Hurtado que continuaron el legado de Antonio Rubio , se oyen en cada rincón de su salón , los ecos de los cantes de los Pañeros, padre e hijos, José y Pedro que sueñan con los compases de la guitarra de nuestro paisano Paco de Lucia, y los comentarios de ese sabio de nuestras entrañas que es Luis Soler, mientras que quienes asisten al espectáculo en una coral colectiva gritan OLE,. OLE Y OLE.
                           

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