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Bahréin celebra sus primeras elecciones tras la Primavera Árabe lastradas por el boicot total de la oposición

Las protestas de 2011 fueron rápidamente atajadas por el Gobierno y las fuerzas de seguridad bahreiníes con ayuda del Ejército saudí

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El reino de Bahréin celebra este sábado elecciones parlamentarias sin la presencia de la oposición, que ha calificado la votación como un intento de ratificar un régimen absolutista, sacudido hace tres años por las manifestaciones de la Primavera Árabe contra la minoritaria élite suní que gobierna el país, y que se saldaron con al menos 93 civiles muertos y más de 2.900 heridos.

   Las protestas de 2011 fueron rápidamente atajadas por el Gobierno y las fuerzas de seguridad bahreiníes con ayuda del Ejército saudí, aliado de los Al Kalifa, la dinastía regente de un punto estratégico del Golfo, hogar de la 5ª Flota de Estados Unidos.

   En juego se encuentran 40 escaños de la cámara baja del Parlamento, para los que se presentan 266 candidatos --récord histórico--, entre ellos 22 mujeres.


BOICOT

   El principal grupo opositor de Bahréin, Wefaq, y otros tres partidos asociados anunciaron en octubre su intención de boicotear las legislativas bajo el argumento que los resultados finales "serán manipulados por completo por las autoridades".

  "Cualquier proceso electoral que no contemple una transición pacífica de poder, como es el caso, estará dirigido unilateralmente y basado en un sistema injusto", hizo saber la oposición en un comunicado conjunto.

   Nada más conocer el anuncio, el Ministerio de Información de Bahréin se ha limitó a remitirse a su declaración de ayer en la que invita a todos los segmentos de la población bahreiní a participar en los comicios y acusó a los boicoteadores de "abrir una puerta a las fuerzas extranjeras para que interfieran en los asuntos internos del país".

   La oposición también ha acusado a las autoridades de emplear a los inmigrantes para alterar a su favor el desequilibrio sectario por el los Al Kalifa, gobiernan en minoría respecto a la dominante confesión chií.

   La marginación que denuncian los chiíes fue el detonante de las violentas manifestaciones celebradas en 2011 y desembocaron en el intento de un proceso de reconciliación paralizado durante mucho tiempo y que a mediados de este año ha vuelto a estancarse tras un amago de reanudación. El Gobierno bahreiní siempre ha negado estas acusaciones.

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