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Málaga

El Archivo expone un documento del siglo XVI sobre la defensa de Málaga en el que aparece Barbarroja

Al documento le acompaña una transcripción del mismo y un completo estudio sobre el contexto histórico y político de la época

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El Archivo Municipal de Málaga expone al público un nuevo documento histórico en el marco de su ciclo de microexposiciones 'Un siglo en doce meses'. En esta ocasión, los visitantes tienen la oportunidad de contemplar durante un mes una real cédula del siglo XVI, en la que el emperador Carlos V informa sobre la defensa de la ciudad frente a la amenaza de la armada turca; de hecho, se cita al corsario Barbarroja.

   Al documento le acompaña una transcripción del mismo y un completo estudio sobre el contexto histórico y político de la época. El horario de la sala de lectura es de 09.30 a 19.30 horas, de lunes a viernes, según ha informado en un comunicado el Ayuntamiento.

   El documento, fechado el 9 de mayo de 1535, da cuenta de la importancia estratégica de Málaga durante el reinado de Carlos V. En él, el emperador deja constancia de su partida para hacer frente a la armada turca en el Mediterráneo y otorga poderes a su esposa, la emperatriz Isabel de Portugal hasta su regreso.

   En la real cédula se cita a Barbarroja, corsario legendario que fue una de las principales preocupaciones del emperador. La figura de este terrible personaje fue una amenaza para el imperio español de la época y buena parte de la Europa cristiana, sólo solventada con la victoria de la escuadra capitaneada por don Juan de Austria sobre la turca en la Batalla de Lepanto (1571).

   En aquel periodo histórico, Málaga, por su posición geoestratégica, tenía un importante papel como ciudad fronteriza y debía estar en continua alerta ante posibles ataques de barcos enemigos. Por ello, el cabildo municipal recibía frecuentes escritos de advertencia por parte de la Corona.

   De hecho, la ciudad sufrió en numerosas ocasiones desembarcos e incursiones. La principal línea de actuación del cabildo era, por entonces, reforzar la construcción en los puntos defensivos más débiles de la ciudad.

   Entre otras medidas, también se decidió que los alcaldes de las villas bajo jurisdicción de Málaga se equipasen con las armas necesarias y exigiesen a los vecinos que careciesen de ellas que las adquirieran.

   Este clima de peligro que vivió la población malagueña podría extenderse a casi toda la Edad Moderna, y ello justifica que una de las principales preocupaciones de los gobernantes fuese el dotar al litoral de un sistema de vigilancia que impidiese el desembarco de naves enemigas, construyéndose así las singulares torres vigías que persisten en la actualidad.

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