Los tres informes, encargados a los colegios de Arquitectos e Ingenieros y la Universidad Politécnica de Cataluña, y cuyo contenido presentó ayer en rueda de prensa el alcalde de la ciudad, Jaume Bosch, coinciden en señalar que esta comarca sufrió aquel día rachas de viento “descomunales” y “extraordinarias”.
En el caso del estadio de béisbol, estas rachas fuera de lo normal llegaron a alcanzar los 160 kilómetros por hora,
un viento que supera los niveles de seguridad previstos por la normativa vigente para este tipo de construcciones, y que fue el causante del hundimiento del túnel de bateo, según los estudios presentados.
El juzgado de Sant Boi que instruye el caso también ha elaborado un informe pericial que ya está concluido pero que no se ha hecho público porque el caso está bajo secreto de sumario.
A pesar de todo, el alcalde de Sant Boi ha reconocido que éste “difiere sustancialmente” de los que ellos han encargado.
El informe del Colegio de Arquitectos concluye que “el proyecto constructivo no contiene ningún error técnico evidente” pero señala que “había dos deficiencias constructivas: la falta de macizados armados verticales y la falta de anclajes de las vigas de la cubierta al muro”, unas deficiencias que, según el alcalde, “no hubieran evitado el hundimiento”.
Jaume Bosch ha asegurado que, según los estudios, el hundimiento del túnel de bateo “fue inevitable” y lo ha atribuido “al efecto del viento”.
El alcalde ha añadido que “ya no podemos dar marcha atrás y salvar la vida de los cuatro jóvenes pero tenemos que hacer todo lo posible para que episodios como éste no se repitan”.
Bosch ha añadido que siniestros como el registrado el pasado enero “deben llevar a extremar las medidas de seguridad en la edificación”.
El accidente provocó la muerte de cuatro niños y provocó heridas de diversa consideración a una decena de personas más, que, según el alcalde de la ciudad, “se recuperan poco a poco”.