El centenar de inmigrantes, sobre todo eritreos y senegaleses, que desde el pasado sábado están bloqueados en la localidad italiana de Ventimiglia siguen esperando a que Francia les abra las frontera, por lo que volvieron a pasar la noche en las escolleras del paseo marítimo como forma de protesta.
Otros 80, sobre todo mujeres y niños, han pasado la noche en la estación de esta localidad fronteriza, en la región de Liguria, donde se ha habilitado una de las salas de espera para alojarles.
Según informan medios italianos, Francia ha asegurado que no ha cerrado el espacio europeo de Schengen, pero sí intensificado los controles para no dejar paso a los inmigrantes indocumentados.
En la frontera de Niza con Ventimiglia, también hoy se pueden observar camionetas y numerosos agentes de la Gendarmería francesa, así como también en el lado italiano se ha reforzado la presencia de agentes de Carabineros.
Los inmigrantes siguen pidiendo que se abra la frontera para poder pasar y reunirse así con sus familias y muchos argumentan que no quieren quedarse tampoco en Francia, ya que su destino es otro país europeo.
Desde hace días, centenares de inmigrantes vagan por las estaciones de las principales ciudades italianas a la espera de coger el tren que les lleve a Suecia, Alemania o Francia, donde encontrar a sus familiares, y cuyo billete han pagado con un enorme esfuerzo económico que les ha dejado sin dinero.
En Roma y en Milán se han organizado improvisados "campamentos de refugiados" para darles un lugar donde dormir y servicios higiénicos.