Estamos acostumbrados a conocer aficionados cadistas que proceden de los lugares más recónditos del planeta, pero no tanto a ver a gaditanos seguidores de otros clubes modestos de nuestro país. Por ello llama atención que se haya fundado en Cádiz una peña del Éibar integrada en su totalidad por gaditanos sin ninguna vinculación previa al equipo vasco.
De forma oficial la peña se ha constituido en el verano del presente año, pero su germen ya viene de la temporada pasada. En la campaña 2014-2015, un grupo de amigos se reunía en un bar cada fin de semana para ver fútbol. Aburridos de tanto bipartidismo y de tanto fútbol moderno-negocio que sólo tiene en cuenta a los dos grandes de España, siguieron en directo el primer partido de la liga.
Y en este encuentro resultó que el Éibar, con bastantes jugadores que hacía dos años estaban en Segunda B, se comía a una Real Sociedad que tenía su mejor plantilla de los últimos años. Al borde del descanso, Javi Lara convirtió en gol una falta directa y en Éibar se desató la locura. Lo que nadie imaginaba es que ese disparo se había transformado en una flecha directa al corazón de un grupo de amigos que seguían el partido a mil kilómetros. La mecha estaba encendida y aquí comenzó esta historia.
“El Éibar es un equipo que siempre nos había caído simpático, con su juego directo, su campo embarrado y jugadores tan pintorescos como Jon Cortina”, recuerdan los integrantes de la peña, que a partir de entonces, casi sin darse cuenta, fueron viendo crecer su cariño hacia el equipo vasco.
“Semana a semana quedábamos para ver sus partidos”, confiesan al recordar la primera vuelta histórica que hizo el equipo en Primera. Se dieron cuenta de que eran del Éibar “cuando en la segunda vuelta nos enfadamos con sus derrotas y sufrimos con el descenso en la última jornada”. Había que dar un paso más porque el sentimiento ya estaba arraigado en sus corazones. Pero no fue hasta que acompañaron al Cádiz CF hasta Bilbao durante la fase de ascenso cuando surgió la idea de hacer oficial la peña. Casualidades de la viva, allí conocieron a un directivo armero que se sorprendió mucho de su afición y les indicó los pasos para fundar una peña oficial del club.
Y manos a la obra. La Peña Gaditano-Eibarresa de Euskadi Kadi fue fundada por seis personas y actualmente tiene ya quince socios, pero en vista de las solicitudes de entrada se espera acabar el año con al menos una treintena. Y todos de Cádiz excepto dos integrantes inscritos desde la localidad extremeña de Bienvenida.
Esta llamativa afición está siendo muy bien acogida por el club vasco, cuyo trato es “espectacular” hasta el momento. “Además de ayudarnos en todo lo que han podido, en Granada hicieron un acto para conocernos y nos regalaron una camiseta firmada por toda la plantilla”, explican los miembros de la peña, para quienes “la relación con ellos está siendo muy cordial, cercana y no tenemos palabras para agradecerles cómo se han volcado con nosotros desde el primer momento”.
Pero, además, “la acogida de la afición en general ha sido bestial”. “Tenemos que agradecer públicamente el cariño que nos han mostrado desde el primer momento, aunque estamos especialmente agradecidos a la Peña Eskozia La Brava, la mayoritaria de toda la afición armera, que desde que anunciamos nuestra creación se puso a nuestra disposición y con quien hacemos los desplazamientos de forma conjunta”, aseguran, felices porque “la creación de la peña nos ha dado la posibilidad de conocer a gente increíble”.
Desplazamientos para ver al equipo en directo
Los peñistas tienen previsto desplazarse a los estadios de Andalucía en los que juegue el Éibar este año. Ya fueron a Granada y el pasado fin de semana a Málaga. Por supuesto, asistirán a los dos partidos en Sevilla, pero ya tienen previsto estar en Ipurúa para presenciar los choques frente al Celta y Las Palmas.
Y cuando no pueden asistir se reúnen en la sede oficial de esta peña, que se ha establecido en el bar El Extranjero (Calle Uruguay, 1) de la capital gaditana. Allí es donde estos aficionados gaditano-vascos se reúnen para seguir los partidos del Éibar que no pueden ver in situ. “Cada encuentro del Éibar es una fiesta”, aseguran orgullosos de su equipo favorito.