Agentes de la Policía Nacional han desmantelado en Málaga una organización criminal dedicada a hurtos en domicilios de personas mayores a los que accedían haciéndose pasar por falsos revisores de electricidad. En la operación han sido detenidos, por el momento, cuatro individuos con edades comprendidas entre los 38 y 42 años por su presunta implicación en delitos de hurto, receptación y pertenencia a organización criminal y otros dos están pendientes de ser arrestados.
Asimismo, la investigación ha permitido el esclarecimiento de cinco hurtos. En concreto, uno había sido cometido en una vivienda de la zona norte de la capital y cuatro en la oeste.
Durante el operativo, los agentes han practicado un registro en el domicilio del considerado como cabecilla de la red, en el que han intervenido 750 euros y han recuperado varias joyas procedentes de los hechos investigados, según ha informado la Policía Nacional a través de un comunicado.
Las pesquisas se iniciaron cuando se presentaron varias denuncias por hurtos cometidos en los distritos norte y oeste de Málaga. Tras las primeras investigaciones, los agentes descubrieron que estaba actuando una organización criminal, integrada por seis personas que, haciéndose pasar por empleados de distintas compañías de electricidad, entraban a las viviendas de personas mayores, que vivían solas o en compañía de otras personas mayores, para cometer los ilícitos.
Según las investigaciones, los integrantes de la red actuaban en parejas. Al parecer, acudían al domicilio elegido y, con el pretexto de que se habían producido "picos de tensión" o que tenían que revisar la instalación, aunque en otras ocasiones era con la excusa de ofrecerles una mejora en las condiciones de la facturación que tenían contratadas, conseguían que el morador les franqueara la entrada.
Una vez en el interior, los individuos se valían de distintas artimañas para distraer a la víctima y así, mientras que uno permanecía entreteniéndolas, el otro aprovechaba para introducirse en otras estancias de la vivienda y sustraía, principalmente, las joyas y el dinero que hallaba.
Las investigaciones señalan que los individuos formaban parte de un grupo criminal perfectamente organizado y jerarquizado, constituido por seis hombres con edades comprendidas entre los 44 y 38 años, especializado en hurtos en domicilios.
Cada miembro tenía asignada una tarea determinada y así, mientras cinco de ellos eran los encargados de entrar en las viviendas y hurtar, el sexto era el responsable de darle salida a los efectos sustraídos.