Los problemas que afrontan el PP, por la investigación judicial de los casos de corrupción, y el PSOE, por la contestación interna a la posición de Pedro Sánchez al "no es no" a la investidura de Mariano Rajoy, están lastrando a ambas formaciones para negociar la formación de un gobierno.
A falta de mes y medio para que expire el plazo de que haya gobierno o se convoquen nuevas elecciones, el proceso de negociaciones está paralizado a la espera de qué efecto provoquen las elecciones vascas y gallegas del próximo domingo.
La sucesión durante la semana de diferentes casos de corrupción, centrados en exclusiva en la financiación del PP valenciano, y la gestión de la baja de Rita Barberá, han sembrado dudas sobre la fortaleza y capacidad de Rajoy para intentar una nueva investidura en octubre.
En el PP y en el Gobierno lo niegan y esgrimen sus argumentos. Distintos cargos del partido recuerdan que ninguno de los dirigentes aparecidos estos días en las tramas de corrupción (Francisco Camps o Alfonso Rus) forman ya parte de la actualidad de los populares, y ni mucho menos ostentan cargos. Son "pasado", apuntan.
También Barberá, cuya baja del PP se ha hecho realidad esta semana tras una durísima negociación, ya que mientras la dirección prefería que abandonara el Senado, ella al final se ha mantenido en su escaño.
El desenlace, en el que el líder no ha intervenido, como constatan diversas fuentes consultadas, ha abierto una brecha en el partido.
Tanto en el PP como en el Gobierno rechazan que Rajoy sea hoy un líder más débil que el 26 de junio, cuando las elecciones le dieron la victoria incluso con más ventaja sobre el segundo, el PSOE, que en los comicios de diciembre.
La vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, al igual que otros dirigentes, como el propio Fernando Martínez Maillo, han recalcado que la corrupción, pese a la repercusión mediática y social, no afecta sólo al PP, sino a todos los partidos (los ERE, citan), y por ello, animan a los demás partidos a afrontar esta "lacra" desde una visión conjunta y compartida.
Ciudadanos, sin embargo, ha aprovechado la gestión del caso Barberá para recordar que precisamente en su pacto con el PP para la investidura la lucha contra la corrupción es un eje esencial, y así, el número dos de la formación, José Manuel Villegas, atribuyó a la redacción del acuerdo la baja de militancia de la exalcaldesa.
Lo mismo ha hecho el líder, Albert Rivera, aunque también ha dado un paso más al reclamar a Rajoy que se pronuncie sobre el caso y obligue a Barberá a dejar el escaño para evitar que se manche la imagen del Senado.
La situación en el PSOE se ha agrietado aún más en la última semana tras la salida en tromba de los barones críticos para solidarizarse con el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, en su petición de que el partido abra un debate interno para desbloquear la situación política.
La decisión del secretario general, Pedro Sánchez, de intentar liderar una alternativa con Podemos y Ciudadanos, aunque sigue sin postularse, ha llevado a la presidenta andaluza, Susana Díaz, a recordarle que "con 85 escaños no se puede gobernar" y que el lugar del PSOE es la oposición.
"Pedro lo va a intentar, pero el partido no se lo va a permitir. Si gobierna con Podemos, rompería el partido", advierten a EFE desde un cargo de una de las federaciones díscolas.
Ferraz ha optado por el silencio esta semana y no ha informado de ningún contacto nuevo dentro de la ronda que Sánchez abrió hace dos semanas, ni de si planea convocar el Comité Federal tras los comicios en Euskadi y Galicia.
"De momento, no hay novedades", apuntan a EFE fuentes del entorno de Sánchez, que no ha concretado la reunión que se preparaba esta semana con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ni ha dado detalles de si ha conversado con el presidente de C's, Albert Rivera.
Los afines de Sánchez en la Ejecutiva no dan pistas de qué pasos dará en los próximos días, pero dejan entrever que sí moverá ficha.
"Se está hablando y habrá algo", se limita a señalar una vocal de la dirección, mientras que uno de los diputados con los que el secretario general conversa con frecuencia cree que Sánchez "tiene dudas".
A la expectativa permanece Podemos, que no ha desistido en su propuesta a Sánchez para que se decida a promover una coalición que sea sustentada por los independentistas.
Sin embargo, a pesar de no haber tenido hasta ahora un papel relevante en el proceso negociador, la formación de Iglesias tampoco ha sido ajena a las convulsiones internas.
La 'batalla' que se prevé entre los 'errejonistas' y los afines a Iglesias por el control de la organización en la Comunidad de Madrid ha evidenciado el pulso entre las dos facciones.