El considerado máximo dirigente de ETA, Mikel Irastorza, ha ingresado este miércoles en prisión tras declarar ante el juez antiterrorista de París que, tras tomarle declaración, le ha imputado un delito de terrorismo. Las otras dos personas detenidas el pasado sábado por darle cobijo en su casa de Ascain, en la frontera franco-navarra, han quedado en libertad aunque bajo control judicial, han informado a Europa Press fuentes jurídicas.
Irastorza, de 41 años y natural de San Sebastián, fue detenido el pasado 5 de noviembre tras permanecer durante el último año como máximo dirigente de ETA -estaba en paradero desconocido desde 2008-- en una operación llevada a cabo por agentes de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) en colaboración con la Guardia Civil.
48 horas después, fue trasladado a París junto a la pareja compuesta por Xabier Arin Baztarrika, de 59 años, y Denise Arin, de 56. El primero es un histórico miembro de la izquierda abertzale que, con anterioridad, ya fue condenado a tres años de prisión por colaboración con asociación de malhechores. También ejerció de portavoz de los prófugos de ETA, para los que pedía que se les permitiera volver al País Vasco.
Las fuerzas de seguridad consideran que la operación 'Nerín' --en honor al brigada de la Policía francesa asesinado en 2010 en un intercambio de disparos con miembros de ETA-- agrava el estado comatoso de una banda derrotada policialmente pero que se resiste a disolverse, a pesar de ser ignoradas sus apelaciones para abrir una nueva negociación que escenifique la entrega de armas que siguen escondiendo: un centenar de pistolas y un máximo de tres toneladas de explosivo.
Supone el séptimo golpe a la dirección de la banda tras su anuncio de cese de la violencia el 20 de octubre de 2011. Las fuerzas de seguridad han arrestado a 163 personas vinculadas con ETA en estos cinco años sin atentados. El Ministerio del Interior aseguró que con la detención de Irastorza se asestó "un duro golpe" al intento de los terroristas de escenificar una entrega de armas a través de un proceso de negociación al que se niegan España y Francia.