La intensa agenda social de los jerezanos en diciembre para celebrar la llegada de la Navidad con reuniones de amigos, familiares y comidas de empresas, es directamente proporcional a los controles de alcoholemia que por norma general suelen llevarse a cabo en estas fechas en el casco urbano de este y otros municipios españoles para velar por la seguridad vial.
Cada vez la concienciación es mayor, y prueba de ello es la carga de trabajo que estas semanas tienen los taxistas de conductores que directamente salen de casa en este servicio público, o los que a última hora se lo piensan dos veces y dejan aparcado su vehículo particular si han tomado alguna copa de más para no jugársela, no poner a nadie en peligro y conservar su permiso de conducir.
Mientras tanto, la Policía Local prosigue con sus controles de alcoholemia reglamentarios en distintas zonas aleatorias de Jerez, entre las que casi nunca faltan las grandes avenidas. Lo que ha sorprendido el último fin de semana, tal y como han denunciado los propios afectados a este periódico, es que los agentes de la Policía Local realizasen un control de alcoholemia la noche del viernes a la salida del parking de la Plaza del Arenal que da a la Plaza Esteve y deja “poca escapatoria” a los conductores.
Sin entrar en la idoneidad de la ubicación, perfectamente legal, la elección de este punto, no se sabe si por imposición de los mandos, no dejaba de ser como poco “impopular” para las personas que presenciaban la escena y comprobaban que algunos turismos eran requeridos -se llegaron a juntar casi 10 coches parados- cuando subían la cuesta del subterráneo (que estos días están completos) para abandonar la zona centro, el punto de encuentro preferido para jerezanos y visitantes estas semanas.
“Esto más que afán recaudatorio es mala leche; lo que no sabemos es si se lo han mandado o han decidido hacer el agosto por su cuenta”, comentaban testigos y afectados de este control sorpresa.
