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Curioso Empedernido

Pamplinas y papanatas

Las historias que con tanto acierto y éxito ha llevado a la literatura Stephen King, y que en ocasiones hemos visto en el cine y la televisión, nos demuestran que los monstruos y los fantasmas son reales, viven dentro de nosotros y algunas veces son los que ganan. Nadie tiene la bola de cristal para saber cuántos son y cómo se apoderan de nuestra voluntad estos seres que nos infunden terror y nos paralizan, pero no hace falta ser adivino ni poseer una inteligencia superior para detectar que en ocasiones estamos inmersos en pamplinas y rodeados de papanatas.


Si repasamos la historia de la humanidad, muchos han sido los papanatas que han llenado tratados, manuales y todo tipo de libros de las mayores y más descabelladas pamplinas. Los ha habido en todos los sectores y estratos sociales, reyes, jefes de estado, presidentes de Gobierno, ministros, consejeros e incluso alcaldes y concejales.

Todos nosotros en algún tiempo y lugar de nuestras vidas hemos manifestado pamplineces, naderías y paparruchas, y actuado como bobalicones, pazguatos y mentecatos, lo más llamativo y en ocasiones escandaloso es cuando esto le ocurre a un hombre o una mujer del ámbito de la política, y por su carácter público dan ganas de liarse a tomatazos con el personaje de turno. Incluso en estas fechas que nos ha tocado vivir entre cuentos, intrigas y gilipolleces, tenemos ocasión de leer soeces pamplinosas y choriceras, en boca de imputados en procesos de corrupción, como las dichas por Correa ante los negocios de su red en torno a la Fórmula 1 de Valencia, “aquí hay pelas para todos.

Una pastuqui importante”, o las escupidas por el tesorero de los populares Luis Bárcenas a la secretaria del PP, María Dolores de Cospedal “aquí lo que hay son muchos mamones y lo que faltan son cojones”. Mientras, Esperanza Aguirre le pide de rodillas que largue fiesta sobre ella, aunque el tesorero aclaró después que de la lideresa “nada de nada”. ¿Qué tendrá en esas nueve cajas que ha sacado de la sede de Génova? ¿Es extraño que ante la situación judicial no se le haya suspendido cautelarmente de militancia? ¿Por qué don Mariano cuando rompió su mutismo el pasado miércoles afirmó que Bárcenas no le había chantajeado, y que Camps no se había vendido?

Con tales actores, que sostienen que la actividad pública es una cuestión de bolsa y testosterona, y no de ideas, compromiso y gestión de los recursos de la comunidad, resulta cuando menos preocupante que ostenten alguna representación. Asomarnos a los medios de comunicación, nos proporciona una amplia batería de frases hechas y dichas por algunos de nuestros prebostes y representes institucionales que se convierten en titulares, y que por su obviedad son un signo más, de aquellos que les gustaría que los ciudadanos y ciudadanas nos mantuviéramos en Babia, esa apartada y paradisíaca comarca leonesa, en la que se refugiaban los Reyes de León, para alejarse del fragor de los campos de batalla.

Hay que echarse a temblar cuando algunos de nuestros políticos, en sus apariciones públicas y ante la demanda de que realicen declaraciones sobre temas de actualidad y sobre problemas que les afectan, no contestan, responden que eso no toca o recurriendo a un tono solemne, recurrente y rocambolesco, nos la intentan dar con queso como si fuéramos tontos de capirote, preguntándose qué pasaría si en algún momento los asnos volaran. También hay que tentarse las ropas si escuchamos prometer el oro y el moro, poner fechas a las obras en marcha, hacer gala del gusto por lo chabacano y esperpéntico, dejarse chantajear por el primero que presiona con gritos, movilizaciones y lanza amenazas, o hablar de manera que no los entiende ni la madre que los parió. Tal vez en el laberinto que es nuestro paso por este pelota que no para de dar vueltas, hemos de tener siempre presente lo que decía Taylor Barnum que “todo buen circo, debe tener algo para todos”.

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