Geólogos y arqueólogos de la Universidad de Granada han descubierto las primeras evidencias de la existencia de un conjunto de canteras de rocas óptimas para la producción de hachas, cinceles y martillos, entre otros útiles, en el Parque Natural Sierra de Baza (Granada), que luego se distribuían a través de la Península Ibérica en redes kilométricas.
En concreto, los investigadores han localizado dos canteras en el norte de la provincia granadina, cuya producción "se llegó a extender hasta áreas de Murcia, Ciudad Real o Valencia", lo que evidencia que "estas sociedades prehistóricas creaban amplias redes de distribución", ha informado la Universidad de Granada en una nota de prensa.
José Antonio Lozano, Encarnación Puga, Antonio García Casco, Francisco Martínez Sevilla, Francisco Contreras Cortés, Javier Carrasco Rus y Agustín Martín Algarra son los investigadores de la UGR que aportan por primera vez la documentación de la existencia de canteras prehistóricas de rocas eclogíticas en la Península Ibérica.
El equipo de investigación ha detallado que "las rocas ígneas básicas metamorfizadas fueron utilizadas en el sur de la Península Ibérica durante la Prehistoria Reciente, abarcando una horquilla cronológica muy amplia entre el 5500 y 1500 antes de Cristo, como materia prima para la elaboración de útiles pulimentados: hachas, azuelas, cinceles y martillos".
"La dureza y resistencia al golpeo de estas rocas, debido a sus características mineralógicas y texturales, las hacía especialmente idóneas", ha agregado.
Las dos canteras localizadas son la de la Rambla del Agua y la del Cerro de San Cristóbal, que datan cronológicamente su uso "durante un lapso de tiempo que oscila entre el Neolítico Antiguo y la Edad del Bronce".
Los análisis petrográficos y geoquímicos de las materias primas correspondientes a dichas canteras se han comparado con materiales arqueológicos detectados en diferentes áreas del sur de la Península Ibérica. Es así como se han descubierto las redes de distribución de rocas eclogíticas.
El arqueólogo Francisco Martínez Sevilla ha apuntado que "lo interesante de este descubrimiento es que los materiales son distribuidos más allá del área local, por ejemplo hasta Ereta del Pedregal (Valencia), a alrededor de 380 kilómetros del punto de origen en la Sierra de Baza". De esta forma, se establecieron "redes de contacto con el sureste y el este durante la Prehistoria Reciente".
Según el geólogo José Antonio Lozano, autor principal del estudio, el escenario espacial se amplía si se tienen en cuenta los útiles de actinolititas --asociadas a las eclogíticas-- de los yacimientos arqueológicos correspondientes al levante, y las de anfibolita de albita-epidota de algunos de los yacimientos arqueológicos de la mitad peninsular, a más de 400 kilómetros de distancia de la Sierra de Baza. Según Lozano, "si dichas herramientas se obtuvieron de la misma unidad geológica que las eclogíticas, como así se piensa, estamos ante un escenario de distribución muy amplio".
El descubrimiento de canteras en la Sierra de Baza revela la importancia de los afloramientos geológicos primarios en lugar de la extracción de guijarros en depósitos de ríos o playas y sedimentos recientes. Esta fenomenología arqueológica de la Prehistoria Reciente responde a "la necesidad de utilizar abundante materia prima de extraordinaria calidad y soporte natural para la creación de estos útiles".