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Muere a los 96 años el jesuita Jaime Garralda

Dedicó toda su vida a quienes él denominaba "los preferidos del Señor": presos, enfermos de sida, drogadictos, sin techo y migrantes

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  • Jaime Garralda. -

El sacerdote Jaime Garralda (El Escorial, Madrid, 1921) ha fallecido este sábado en la residencia jesuita de Alcalá de Henares (Madrid) a los 96 años de edad. Era miembro de la Compañía de Jesús desde hace 72 años y sacerdote desde hace 61, y dedicó toda su vida a quienes él denominaba "los preferidos del Señor": presos, enfermos de sida, drogadictos, sin techo y migrantes.

Su juventud la vivió en plena Guerra Civil, en la que estuvo en el frente. Con 24 años ingresó en la Compañía de Jesús en Aranjuez (Madrid). Fue ordenado sacerdote el 13 de julio de 1956 y pronunció los últimos votos en la Compañía de Jesús tres años después. Siempre sintió una especial atracción por los marginados y siendo todavía estudiante de Teología en Granada puso en marcha diferentes proyectos para ofrecer una existencia más digna a las personas más necesitadas de las poblaciones de Albolote, Atarfe y Pinos Puente.

Su estrecha relación con estas familias le hace valedor del título de 'padre de los gitanos'. Trabajando con ellos es testigo de un terrible terremoto que en 1956 destruye el pueblo de Albolote.


Una vez terminados sus estudios universitarios y ya ordenado sacerdote se hace cargo del Hogar del Empleado en Madrid, entre los años 1957 y 1964. Allí centró su labor principalmente en los niños y adolescentes a los que quiso dar acceso a un futuro. Construyó, entre otras cosas, siete residencias con capacidad para 600 adolescentes, así como otros tantos institutos y escuelas donde los estudiantes cursaban titulaciones oficiales y practicaban todo tipo de actividades y deportes.

En el año 1964 es destinado a Centroamérica, donde puso en marcha una red de ayuda a los colectivos más necesitados cuya base de operaciones se situó en Panamá. Por su labor, el presidente de la República panameña le concedió la máxima condecoración nacional, la Orden de Amador Guerrero, en grado de Comendador.

Regresó a España en 1966 a Madrid, donde continuó su labor social. En 1978, Garralda fundó la ONG entonces denominada Horizontes Abiertos (más tarde Fundación Horizontes Abiertos-Padre Garralda) que es concebida para ayudar a los presos a rehacer sus vidas al salir de la cárcel y que luego se dedicaría también a otros colectivos.

En el mundo de la cárcel, en estrecha colaboración con la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, consiguió algunos hitos históricos en España como la creación en las cárceles de módulos específicos para madres y niños menores de tres años, para familias, módulos penitenciarios para estudiantes universitarios y centros terapéuticos donde los internos superan su dependencia de las drogas durante su internamiento. Su concepción de la cárcel era que "no debe ser para castigar", sino que los centros penitenciarios "deben ser centros terapéuticos".

Las necesidades de otros colectivos de la sociedad llevaron a Garralda a desarrollar nuevos proyectos para enfermos de sida, personas sin techo, inmigrantes sin papeles y drogodependientes. Uno de sus últimos legados fue el centro para rehabilitación de drogodependientes Padre Garralda, inaugurado en Las Tablas (Madrid), en 2007. También es muy conocido por su labor de acompañamiento a las viudas, como consiliario nacional de la Federación de Asociaciones de Viudas durante muchos años.

Recibió numerosos premios por su labor social, entre otros: Medalla de oro de la Orden de Cisneros (1956), Ingreso en la Orden de "Manuel Amador Guerrero" (Panamá, 1967), la Medalla al Mérito Penitenciario (1992), la Cruz de la Orden Civil de la Solidaridad Social (1999), la Cruz Blanca del Plan Nacional de Drogas (2000), Premio Fundación Gabarrón (2004), Medalla de Oro del Ayuntamiento de Madrid (2012), Premio Estatal al Voluntariado Social (2016).

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