Nada volverá a ser como antes en El Campillo, un pequeño pueblo de Huelva con unos 2.000 habitantes, lugar de residencia de trabajadores mineros, agricultores y ganaderos. De tierra rojiza, humilde y de clase obrera.
Los vecinos de esta localidad onubense se volcaron desde el pasado viernes en la búsqueda de Laura Luelmo nada más conocer su desaparición. Pasó de un pueblo aparentemente tranquilo a la agitación absoluta.
Para colmo, el hallazgo del cuerpo y la noticia de la detención de uno de sus vecinos han conmocionado al pueblo, a su gente.
Durante poco más de dos meses convivieron con un vecino que acababa de salir de la cárcel por haber asesinado a una mujer de avanzada edad en el año 1995. Todos sospecharon de él desde el principio.
Campilleros guardaron un minuto de silencio este martes por la muerte de Laura Luelmo, un momento sentido para rendir homenaje a la que era su nueva vecina, aquella que sólo pudo disfrutar el pueblo tres días.
Y desde El Campillo a prácticamente todos los puntos de la geografía española. Desde el Congreso de los Diputados a ayuntamientos de la provincia onubense, pasando por la Universidad de Valencia, donde Laura estudió un máster, y Zamora, su lugar de nacimiento.
Un lugar especial para Laura era la Biblioteca Nacional, allí estuvo durante cinco meses de becaria. La localidad zamorana de Villabuena del Puente, donde vivió muchos años la joven, decretó tres días de luto y sus vecinos lloran la pérdida de Laura.
Para recordar a la joven, ciudades como Bilbao y Sevilla han anunciado que este domingo celebrarán una carrera en señal de protesta por el trágico desenlace.
Por último, el minuto de silencio más vivido fue el del IES Vázquez Díaz de Nerva. Allí debería de haber estado Laura ayer dando clases.
