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Torremolinos

El turismo nació con Margarita

Margarita Horn y Taylor fue verdaderamente quien regentó el hotel Santa Clara, siendo pionera del turismo en Torremolinos

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Margarita Horn, Lottie Horn (sobrina), Nancy y Mercedes Beautell en el Castillo Santa Clara (1932).

Entrada al hotel.

Margarita Horn y Taylor, Mrs. Beautell.

Eduardo (hijo de Margarita) y Margarita.

Interiores del hotel.

Boda de Nancy Beautell y Mark Hawker.

  • Mrs. Beautell arrendó este inmueble a George Langworthy y recogía, junto a su hija, a los clientes en Gibraltar
  • Descrita como una señora amable, que tuvo el genio y la entereza para poner en marcha el mejor y más antiguo hotel de la Costa del Sol
  • Desde el pasado miércoles cuenta con una glorieta en La Carihuela como homenaje a su labor en Torremolinos

Sin las pasas malagueñas, la historia del turismo en Torremolinos habría sido una muy distinta. Historia, además, que lleva nombre de mujer: Margarita Horn y Taylor, más conocida como Mrs. Beautell, que desde el pasado miércoles cuenta con una glorieta en su honor.

A largo de la historia se ha considerado a George Langworthy, propietario del Castillo Santa Clara, como el pionero del turismo de la Costa del Sol. Sin embargo, la historia es bien distinta, fue Margarita Horn y Taylor, nacida en 1885 en el seno de una familia militar (su padre fue militar del Royal Medical Corps), quien arrendó este lugar al ‘Inglés de la Peseta’ y puso en marcha el que se considera el mejor y más antiguo hotel de la Costa del Sol.

Fue la curiosidad la que ha dado a conocer esta historia al mundo; el afán de la bibliotecaria y archivera María Ángeles Valle de Juan por saber más sobre su hogar, y el de Gabriela Arroyo Beautell y Carlos Beautell González, nietos de Mrs. Beautell, porque se reconozca su historia familiar.


Tal y como recoge el libro ‘El hotel Santa Clara y Mistress Beautell. La verdadera pionera del turismo en la Costa del Sol’, escrito por ellos tres, fue una crónica en la revista Blanco y Negro, en 1959, la que despertó esta curiosidad. La noticia rezaba “El único sitio donde se podía tomar una taza de té era la pensión de Mistress Bothel (Beautell), una simpática señora inglesa que había sabido dar vida a un viejo cuartel de carabineros conocido como Castillo Santa Clara”. “María Ángeles se puso en contacto con mi primo Carlos y conmigo. Mi madre siempre nos contaba sus historias en Torremolinos porque dice que fue la mejor época de su vida. Yo no quería morirme sin dar a conocer la historia del hotel de mi abuela, por lo que este reconocimiento es una gran alegría y un honor para mí”, cuenta Gabriela, residente en Tenerife, a Viva Málaga.

Margarita, madre de cuatro hijos, quedó embarazada de la mayor (Nancy) con 19 años. Conoció al padre de sus hijos, Manuel Beautell, en Liverpool. Sin embargo, no fue una gran historia de amor, por lo que Margarita viajó con sus cuatro hijos desde Tenerife (donde se habían instalado con Manuel, por obligación del padre de este, Cristóbal), a Inglaterra y Madrid, pero Madrid no era lo suyo. Margarita recordaba Tenerife y Madrid no tenía nada que ver con esa ciudad. Durante su estancia en Inglaterra, Mrs. Beautell amaba cocinar con pasas, por lo que decidió trasladar su hogar a la capital de esta fruta: Málaga.

Una vez en la capital, vivió en una pensión en la que hizo una muy buena amistad con Tick, un joven inglés que ya había oído hablar del Mayor Langworthy. "Mi madre (Mercedes) me contaba que Langworthy era una persona con unas ideas religiosas muy raras, pero que era muy bueno. Tomaban el té y jugaban durante horas al tenis. Le enseñó tan bien que fue campeona de Canarias al regresar a Tenerife", explica Gabriela.

Así comenzó la gran aventura de Margaret en Torrremolinos: Langworthy había estado destinado en Aldershot, al igual que el padre de Margarita, detalle decisivo para cederle la explotación. Tick compra en Londres todo lo necesario para alojar a ingleses en este hotel: vajilla, cubertería, mantelería, coche; y ponen un anuncio en el Times: “Familia inglesa recibe huéspedes en Torremolinos”, mientras que Margarita y Nancy conducían hasta Gibraltar para recoger a estos turistas. “Así nació uno de los hoteles más irresistibles del Mediterráneo”. Cabe destacar que la mayor parte de los turistas eran ingleses, siendo la mayoría grupos de Oxford que pasaban meses en Torremolinos y decidían volver. El castillo Santa Clara fue escenario de grandes fiestas y fue el destino preferido para el disfrute de los británicos gracias al savoir faire de Margarita Horn y Taylor. 

Finalmente, el joven arquitecto Mark Hawker, estadounidense que se alojó en el hotel, se enamoró de Nancy. Como Hawker no tenía familia cercana en Estados Unidos, decidió volver al Santa Clara y casarse, en 1931, con la hija mayor de Margarita. Este arquitecto mejoró el aspecto de los jardines del hotel e hizo unas escaleras al mar, que permitieron a los turistas acceder directamente al litoral para bañarse. Fue a quien les dejó el hotel para volver a Tenerife, donde se integró en los círculos de la burguesía industrial de la isla, "siendo muy querida y admirada". Finalmente, Doña Margarita, como era conocida, falleció el 7 de marzo de 1962, dejando grandes historias y un grato recuerdo de los años vividos en Torremolinos a su familia, que años más tarde ve reconocida su labor como verdadera impulsora del turismo local.

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