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China y EEUU intentan cerrar un acuerdo tras la guerra comercial

Poner fin a las prácticas contra la propiedad intelectual y acabar con la transferencia forzada de tecnología por parte de las compañías norteamericanas

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  • Reuniones. -

Los representantes de China y EEUU iniciaron hoy en Pekín una nueva ronda de negociaciones, que se prolongará hasta mañana, en la que ambas partes parecen estar cada vez más cerca de un acuerdo que ponga fin a la guerra comercial iniciada hace ya un año.

El representante de Comercio Exterior de EEUU, Robert Lighthizer, y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, llegaron esta mañana a Pekín al frente de una delegación de altos funcionarios y poco después se reunieron con la delegación china, encabezada por el viceprimer ministro, Lu Hei.



Se trata de la primera vez que ambas delegaciones se ven en persona desde un encuentro a finales de febrero en Washington, tras el que el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó que se encontraban "muy cerca del acuerdo".

Trump llegó incluso a sugerir entonces que él mismo y el presidente chino, Xi Jinping, darían su bendición al entendimiento en un encuentro en su residencia privada de Florida antes de que acabase el mes de marzo.

Sin embargo, el acuerdo aún no se ha concretado, pese a que el mandatario estadounidense asegurase la semana pasada que las conversaciones con China "avanzan muy bien".

Los negociadores han mantenido este mes multitud de contactos telefónicos y a través de videoconferencia.

Una de las cuestiones centrales que queda por cerrar en las negociaciones es la de si el acuerdo llevará consigo la supresión de todos los aranceles por ambas partes.

China demanda que el pacto final incluya ese extremo mientras que EEUU se resiste a levantar por completo los gravámenes por temor a que Pekín acabe incumpliendo sus compromisos.

Según algunos analistas, la negativa de Washington a suprimir todos los aranceles una vez alcanzado un acuerdo ha llevado a China a retroceder en algunas de las cuestiones a las que se había comprometido a finales de febrero, lo que ha complicado el proceso.

La semana pasada, Trump afirmó que mantendría algunos aranceles sobre los productos chinos "por un periodo sustancial" hasta estar seguro de que Pekín cumplirá los acuerdos.

Hasta el momento, Estados Unidos ha impuesto gravámenes a las importaciones chinas por valor de 250.000 millones de dólares, mientras que el gigante asiático ha hecho lo propio a las estadounidenses por 110.000 millones de dólares.

Washington ha gravado al 25 % importaciones de bienes tecnológicos e industriales por 50.000 millones de dólares y al 10 % compras de productos -incluidos muebles- y materiales de construcción por 200.000 millones de dólares.

Entre las principales demandas de EEUU en la negociación está el garantizar la igualdad de competencia de las empresas estadounidenses con las chinas, poner fin a las prácticas contra la propiedad intelectual y acabar con la transferencia forzada de tecnología por parte de las compañías norteamericanas a las chinas.

Ambas partes trabajan sobre un documento de 150 páginas, en el que se plasmaron los avances alcanzados a finales de febrero y del que -según informa hoy el diario independiente chino South China Morning Post- los norteamericanos no han facilitado una versión en chino, lo que ha sentado muy mal a la parte asiática.

Al margen de las cuestiones sobre la mesa hay también factores externos que inciden sobre las conversaciones y que pueden inclinar la balanza hacia un lado o el otro.

El informe del fiscal especial de Estados Unidos, Robert Müller, sobre la investigación relacionada con la llamada Trama Rusa, del que Trump ha salido bien parado, podría influir en la premura de China por alcanzar pronto un acuerdo, una vez que en Pekín se considera una señal de que el actual inquilino de la Casa Blanca se podría mantener en el poder tras las próximas elecciones.

A las negociaciones de hoy y mañana en Pekín, de las que hasta el momento no ha trascendido ningún detalle, les seguirá otra ronda de conversaciones en Washington a partir del próximo 3 de abril, que podría despejar definitivamente el camino para que Trump y Xi pudiesen sancionar el acuerdo a finales de ese mes. 

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