El obispo de Huelva, José Vilaplana, llama a los creyentes a la "conversión permanente" durante este periodo de Cuaresma, toda vez que ha instado a los cristianos a "no olvidarse de lo esencial".
En una entrevista concedida a Europa Press, Vilaplana ha remarcado que para esta Cuaresma llama a la "conversión permanente" comparando esa acción con la formación permanente puesto que se trata de "un tiempo para que los cristianos nos pongamos al día y recuperemos las actitudes más fundamentales que son las que nos da vida y vivir como cristianos".
En este sentido, se ha mostrado convencido de que "nuestra vida no es solo un cumplimiento de normas sino una respuesta al amor de Dios y una respuesta a la investigación de Jesucristo, a seguirle", ha comentado.
Del mismo modo, Vilaplana ha explicado que dicha conversión permanente puede materializarse mediante las tres ideas propuestas por la iglesia: "oración, limosna y ayuno". A este respecto, ha precisado que se trata de tomar tiempo para una oración, "alimentada por la palabra de Dios, que no sea monótona, que me ponga a la escucha de lo que Dios me pide y ver cómo responder de corazón".
En cuanto a la limosna, ha apuntado que dicho concepto no busca solo dar algo al que lo necesita como una acción puntual, sino que persigue que la persona sea consciente de "qué puede aportar al hermano, al próximo".
Respecto al ayuno, ha incidido en que hay que reflexionar sobre lo que cada uno se puede privar porque "cada vez hay una sociedad que acumula más y más rica y otra que carece de todo". "El ayuno es una pedagogía de la libertad", ha proseguido el obispo, que considera que "no hay que cargar la vida de cosas, sino de contar con lo necesario y no ser tan dependientes" de objetos materiales.
De cara a la Semana Santa, aboga por "no olvidarnos de lo esencial" y tener presente que los distintos pasos de las hermandades representan un misterio concreto, siendo este periodo "una catequesis en la calle", de la cual se puede aprender, además de disfrutar de su belleza ornamental.
Finalmente, Vilaplana ha destacado la figura de los directores espirituales en las hermandades ya que se encargan de recordar que, más allá de las responsabilidades de cada hermano en las funciones de la hermandad, hay que tener presente la espiritualidad. A su entender, las hermandades deben ser "una escuela de vida cristiana", donde se viva la fraternidad de manera especial.