El anillo del mal gusto

El mítico anillo de campeón de la NBA ya está en posesión de un español. Siempre hemos oído hablar de la trascendencia del mítico trofeo, de los jugadores y entrenadores que han acumulado más sortijas en el curso de la historia de la competición baloncestística norteamericana, del prestigio personal y profesional de aquellos que lo llevan -una especie de Oscar del deporte que puede sobrevalorar la carrera del jugador más modesto-. Sin embargo, hasta esta semana no habíamos podido verlo de cerca, apreciar sus detalles.

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Pau Gasol lo ha mostrado en primer plano para que todos sus paisanos tengamos la oportunidad de constatar la certeza de su triunfo, de su magna victoria. Y comprendemos ese gesto de satisfacción que se dibuja en su rostro, su orgullosa atención de alcanzarnos el puño para que nos deslumbre el brillo del oro y los diamantes y su predisposición para que las cámaras capten de cerca que se trata de una joya personalizada. Sí, todo eso, y nos alegramos por él, pero el anillo es hortera con ganas, todo un homenaje al mal gusto. Si el que lo hubiera recibido fuese mi amigo Boqui, él lo habría tenido más claro: “A mí me das mejor el dinero”.

Aficiones cariñosas El Sevilla le ganó al Xerez en su visita al estadio de Chapín, pero lo importante no fue el resultado, sino lo bien que se llevaron sus respectivas aficiones a lo largo de todo el día. Eso es al menos lo que desprendían ayer algunos informativos, que le dedicaron más tiempo al encuentro-hermanamiento entre aficionados de ambos equipos que al resumen del partido. Y todo eso está muy bien, y estaría mejor si pudiera repetirse con las aficiones de todos los equipos, pero en ningún caso, desde el plano deportivo, debe considerarse, siquiera, como un consuelo. Aquí lo que hacen falta son buenos resultados; si la afición, además, es ejemplar, nos daremos por muy satisfechos, pero sospecho que más de uno cambiaba los abrazos, brindis e intercambios entre aficiones por la victoria de su equipo, que le hace más falta, aunque lo otro quede bonito y simpático de cara a las teles nacionales.

Aplausos culés para Higuaín El Madrid se ha puesto a uno del Barça, pero la victoria madridista no ha sido tan mal recibida en el entorno blaugurana. Todo lo que sea mantener a Pelegrini es, a estas alturas, el mejor antídoto contra la moral del eterno rival.