Está dando fuerte, se comenta, descubriéndola todos los veranos como si fuera distinta. Cierto que agobia hasta el cansancio, por eso algunos preferimos el paseo matinal y resguardarnos de ella en casa, dando la mano a un libro. Estas hablillas han abusado estos meses de las recomendaciones, cierto, las circunstancias las han propiciado y las sugerencias quedan para el momento oportuno. Ahora, aprovechando las horas claras de la siesta, volvemos a las andadas proponiendo No aprendas de mí, novela del artista pintor Adolfo Valderas, donde la guerra civil es el lienzo que utiliza el autorpara narrar la vida de Manuel, un músico que debe dejar sus estudios y su vocación por causa de la guerra. Pasados unos meses, logra formar parte de la banda de música del regimiento, la única manera en que puede resistir.
Sin embargo, la historia comienza con la lectura de una carta. El estilo epistolar aporta mucha fuerza a la narración a la vez que la ramifica, una urdimbre que se soporta en la frustración, el amor, la indecisión, la conformidad y la cobardía del protagonista a enfrentar la realidad, justificándose en la priorización, escudándose en una coletilla que lo salva y la forma en que soporta la crítica, el consejo, la acomodación y el reproche de cuantos la vida le va poniendo por delante. Elargumento avanza entrelazado a la contienda, situando al lector entre el trasfondo y la historia. Recurre al lenguaje sencillo para naturalizar las imágenes, aportando tal visualidad que a veces parece una sucesión de diapositivas en las que intercala una perspectiva minuciosa.
La novela, escrita en tercera persona, se caracteriza por la ausencia de diálogos, cambiando los guiones por comillas que encierran respuestas, reflexiones, conclusiones, unos silencios que se transforman en alaridos, agradecimiento, desconcierto, cobardía, huida, preguntas, en suma, que también se encierran en el pensamiento a fin de evitar el escozor al abrir las heridas.
A Adolfo Valderas lo conocíamos por sus exposiciones pictóricas y por la publicación del trabajo Cádiz entre los siglos XVIII y XIX. Ahora nos descubre otra faceta, una experiencia titulada No aprendas de mí, vista por el artista que pinta escribiendo o escribe pintando, a veces no se sabe, porque sin llegar a difuminarse, se aprecia la línea que perfila los años que se quedaron en las víctimas.
Una buena elección para refrescar la canícula.