Descubrió la fotografía por un compañero que tenía una ‘werlisa’ para blanco y negro, cuando era un adolescente que estudiaba en el Seminario Diocesano de Jaén. Hoy ha conseguido sumar a su colección de cámaras una como la de entonces, pero a color y, tras años captando la realidad, es uno de los fotógrafos más preocupado por mostrar rincones, momentos, pero sobre todo, conocimiento con sus imágenes.
Carlos Peris (Chiluévar, 1950) ha sido maestro de Educación Primaria, una profesión de la que se confiesa “un enamorado”, pero la fotografía despertó en él una vocación que hoy, a sus 70 años, sigue disfrutando. “Al revelar mi primera fotografía en un laboratorio me di cuenta de la maravilla de lo analógico”, recuerda. Ha sido presidente de la Agrupación Fotográfica Santo Reino, fundada en 1972 y reactivada durante su etapa como docente en el colegio Santa Capilla de San Andrés de la ciudad. "Estoy muy agradecido a la Agrupación. Hay gente maravillosa, muy buena, con un ambiente genial para aprender fotografía", señala.
Ha coordinado numerosos proyectos y ahora está inmerso en dos, sobre el ‘silencio’ y el ‘equilibrio’. El último, ha sido sobre el tiempo, algo muy preciado para él. Y es que ha padecido la enfermedad del Covid-19.
Su universo fotográfico, que rara vez desvincula del literario y pictórico, es todo aquello a lo que es sensible porque le llama la atención. “Con el coronavirus, me dio por fotografiar todo y vi lo trágico e inquietante de la situación. Ver las imágenes me genera angustia. En ese momento, mi universo fue tétrico”, rememora. Simultanea el uso de la fotografía para ir hacia un objeto y traérselo, con la plasmación de ideas y planteamientos. “Cuando consigues convertir en imágenes lo que tienes en la cabeza, das el salto en la fotografía. Aún no me ha pasado de una forma completa”, reconoce.
Ciudadano del mundo, tras años captando el “rico patrimonio monumental” de Jaén, ahora se reconoce como fotógrafo de calle. “El patrimonio artístico de Jaén es de una belleza espectacular, tan rico, que visto en una imagen se engrandece, se enorgullece y se hace una maravilla”, valora, señalando instantáneas de la plaza de San Ildefonso captada con su objetivo desde la calle Hurtado, sin olvidar todas las perspectivas de la Catedral.
Ha llegado el otoño y se echará a la calle porque la luz de Jaén ahora es “de un dulce” indescriptible. “Me interesa fotografiar rincones, momentos, gente... captar lo intemporal, que podría estar pasando en Jaén o en otra ciudad”, dice.
No expuso hasta cumplir cincuenta años y su primera vez fue en el Pub El Pecado, con fotografía erótica, con motivo de San Valentín. Lo recuerda entre risas, pero se pone serio al confirmar que con sus fotografías pone en evidencia muchas realidades sociales. Como la de barrios como Antonio Díaz y el Polígono del Valle.
Acaba de terminar un proyecto, impulsado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Jaén, que lo ha vuelto a conectar con escolares de Primaria. Cámara en mano, niños de sexto curso han contado la historia de su barrio a través de la fotografía y los trabajos han resultado ser “una maravilla, sin filtros”. Se podrán ver en una exposición que se inaugurará el 29 de octubre en el Museo Íbero. En el Museo Provincial, expone en la muestra ‘Cultura en casa. Retos artísticos UJA durante el confinamiento'.
Se suma a proyectos con gente con la que conecta. “No busco hacer fotos bonitas, sino ir hacia donde alguien me marque para producirme ratos de felicidad con la cámara en la mano”, dice. Es un incansable, con muchas ideas, pensamientos y conocimiento que compartir con el espectador. “Me interesa poner en evidencia lo que sin una cámara fotográfica no se conocería. Me gusta provocar conocimiento con mis imágenes”, valora.
Entiende la fotografía como “una herramienta de expresión”, con la que vierte sus planteamientos sociales. “Es un arma a tu servicio para crear. Antes de hacer la fotografía, tienes la idea en tu cabeza. Siempre llevo una intención, una carga ideológica”, confirma.
También es una herramienta de denuncia y así lo ha mostrado en trabajos fotográficos como el inventario que realizó con la Agrupación sobre el cementerio de San Eufrasio, que volverá a exponerse con el programa ‘Jaén Genuino’, de VIVA.
No ha vivido de su fotografía. “Jaén tiene muy buenos documentalistas de la realidad. En estos momentos, la fotografía va por el lado de la creación y de eso no se vive”, termina.