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Hablillas

Año nuevo

Tanto sacrificio para perderlo todo en unas horas dando, en consecuencia, varios pasos hacia atrás en lo logrado por la irresponsabilidad.

Publicado: 28/12/2020 ·
22:15
· Actualizado: 28/12/2020 · 22:15
  • Calle Rosario (foto con teleobjetivo).
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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La última hablilla de esta etapa no podía referirse a otro, a las esperanzas que tenemos todos por tirar de la última hoja del almanaque y hacerla trizas, como si se pudiera hacer igual con lo sufrido durante estos meses. Es el comentario general, hasta Jordi Hurtado ha referido este deseo bruñendo la incertidumbre con la ilusión. Ha sido muy duro no saber qué iba a suceder, evitando pensar en el futuro viviendo el día a día.

A tres meses de cumplirse el año del confinamiento estamos de parto, expectantes por saber el resultado de la vacuna, pero el pellizco permanece, un pellizco que no termina de aflojar. Y de nuevo la vuelta al momento, a la Navidad, con un empeño general en definirla distinta, que lo es. Sin embargo la rareza principal es el tiempo de permanencia en la calle a juzgar por las fotos publicadas en los medios o recibidas en el móvil, a saber, gente reunida sin mascarilla y sin respetar la distancia de seguridad. Es difícil controlarlo, dicen quienes han sido parte de este grupo en alguna ocasión, justificando de esta forma la ansiedad por la vivencia de un momento anhelado durante los meses de confinamiento, ya paliado el pasado verano. Tanto sacrificio para perderlo todo en unas horas dando, en consecuencia, varios pasos hacia atrás en lo logrado por la irresponsabilidad.

Quizás piensen en la vacuna, en su fin relacionado con el mesianismo, en el deseado futuro mejor, en la resolución de nuestro presente mediante aquellos que la han hecho posible. Quizás les ha vuelto la confianza, sin reparar en que necesita tiempo, porque no es instantánea y esto se repite a todas horas del día. Si hay colaboración habrá solución, pero aún se mete la mano negra del descontrol, viniendo a desbaratar la ilusión y esta confianza. El consejo general de no bajar la guardia se está relajando, por eso pediremos a los Reyes Magos un poco de cordura y templanza para enfrentar el año nuevo con el lastre de éste. El que se va nos ha hecho replantearnos muchas cosas. Hemos recuperado amigos, hemos aprendido a detectar y eliminar las amistades tóxicas, a leer en las miradas. Si ha tenido algo bueno sigamos por ahí.

Mientras tanto la vida continúa. El viento del norte sopla enfriando aún más el azul. Las últimas lluvias han apresurado el brote de los vinagrillos. Este año han querido ser las bombillas que iluminan intensamente los días más crudos del invierno isleño, delimitando, definiendo y coloreando las marismas.

Ojalá que el año próximo nos traiga serenidad, paciencia, generosidad, humildad y caridad. Ojalá que pudieran mezclarse con la vacuna, despacio, sin agitarse.

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