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Jerez

La otra movida de los años 70

Fue una bocanada de aire fresco para los que que estábamos rondando la veintena y para los que ya sumaban más años

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  • Viaje al pasado de Jerez -

Jerez era laboralmente activo y urbanísticamente se expandía con el nacimiento de barriadas y la construcción de edificios en los finales de los años 60 y comienzos de los 70 .Era una movida importante, de la que hablábamos la semana pasada, a la que se unió la del ocio nocturno que, por aquellas calendas, era casi nulo más allá de un par de mesones.

Poco a poco comenzaron a aparecer locales nocturnos con música y con ese sabor a los pub ingleses de toda la vida. La Taberna Inglesa, en el Bosque y con sello de Alfonso, o Castelao, en Pío XII, eran unos adelantados en aquellos comienzos de los 70 que fue cuando en nuestra ciudad, muy puritana en aquellos días, comenzaron a abrirse locales de moda que se aperturaban a eso de las 19 horas y cerraban al filo de las 2 ó las 3 de la mañana. Aquello,aunque al lector de hoy le cueste aceptarlo, fue una bocanada de aire fresco para los que que estábamos rondando la veintena de años y para los que ya sumaban más años.

Y uno de esos locales, uno de esos estandartes del nuevo Jerez nocturno, hasta entonces casi vetado, excepción hecha de esas ventas de siempre, para todos, fue el pub Alberti, instalado en la avenida de la Soleá y con la gestión de Rafael Porro y de Juan Luis Barrios de la Rosa, un profesional como pocos de la hostelería. El Alberti tomó pronto, muy pronto, nombre. Por allí pasaba todo el Jerez noctámbulo y menos noctámbulo, como aquellas matinales dominicales con la cerveza y la ensaladilla. Cerraba los lunes, que era el momento de encontrarnos con Rafita y con Juan Luis, en otros pubs que comenzaban a abrirse en esa nueva zona que para Jerez era San Joaquín.

Allí, en el Mc Gregar, con Gregorio y su mujer, apurábamos la penúltima copa, antes de irnos a casa, con Barrios, con Rafa, con Miguel, con Jesús, con Juan..., con muchos de aquellos que le pusieron nombre a unas noches jerezanas que, hasta entonces, aparecían de lo más negra. Color verde y blanco, el de la bandera andaluza, siempre presente, por cierto, en el Alberti. Incluso muchas noches era la Internacional la que sonaba antes de cerrar las puertas. Rafita,  y Juan Luis, que se fueron ya hac tiempo, fueron unos avanzados en lo que hoy es la movida nocturna local.  

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