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La alegría del regreso al hogar

José Hurtado (66 años), Pepe para sus vecinos, ha superado el coronavirus tras 20 días ingresado y ha sido recibido entre aplausos y vítores de alegría...

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Rodeado de su familia, agradece las muestras de cariño de sus vecinos.

El jiennense José Hurtado, conocido entre sus vecinos del barrio de Peñamefécit como Pepe, nunca imaginó que su vuelta a casa, tras 20 días de ingreso hospitalario por el Covid-19, sería tan emocionante.

Los balcones de la calle ‘Hernán Cortés’ del popular barrio jiennense lucían globos y pancartas de bienvenida. A pie de calle lo esperaban sus vecinos, hombres y mujeres de todas las edades que querían estar a su lado en un momento tan esperado. Acompañado de su mujer, Juani Cárdenas, y sus hijas Lourdes y Yolanda, este hombre tan querido se encontró con numerosas muestras de apoyo.

Entre aplausos, vítores de alegría y más de una lágrima, un emocionado Pepe no sabía cómo agradecer tantas muestras de afecto. “Os he echado de menos. Os quiero mucho a todos. Muchas gracias vecinos. Tenía muchas ganas de veros. Habéis estado conmigo y por eso he salido”, decía entre lágrimas y lanzando besos y saludos a sus vecinos, que le aplaudían a un lado y otro de la calle. Al grito de ‘vamos campeón’, Pepe regresó a su casa, viviendo el momento más esperado para su familia y seres queridos. Y es que a sus 66 años de edad, le ha tocado vivir una de las experiencias más desagradable de su vida.

El 30 de enero lo ingresaron en Urgencias del Hospital de Día con problemas de respiración. Paciente de las UCI del Médico-Quirúrgico y del Neurotraumatológico por la neumonía bilateral aguda que le fue diagnosticada, ha pasado más de diez días entubado, con respiración artificial, sedado y sin ser consciente de su lucha por superar una enfermedad que lo ha acercado a la muerte.

El 17 de febrero volvió a casa, donde ahora se recupera, y sintió el calor de unos vecinos de los que se siente “muy orgulloso”. Y es que Pepe es de esos hombres que se vuelca con el que tiene al lado, siendo servicial y atento con todos y, ya se sabe, que cada cual recoge lo que siembra. Pepe lleva sembrado amistad, cariño y trato humano toda la vida y su gente, sus vecinos, no dudaron en recibirlo como un ‘campeón’.

“Es un orgullo que quieran tanto a mi padre. Estamos muy agradecidos. Hemos recibido muchas muestras de cariño durante su ingreso”, reconoce su hija Lourdes.

De los días de ingreso hospitalario, Pepe señala la hora vespertina de visita a la UCI, cuando sentía el aliento de su mujer e hijas. “Sólo pensaba en ponerme bien por ellas”, recuerda.

Una vez en planta, la lenta recuperación se aceleraba ante la tranquilidad de tenerlas cerca. Pero no fue fácil. Y es que su hija Lourdes, confinada desde el 14 de enero por un positivo en su puesto de trabajo, fue la que puso en alerta la posibilidad de que sus padres se contagiaran, al ser convivientes. Finalmente, los tres dieron positivo, siendo Pepe el paciente más grave.

“Estamos eternamente agradecidos por cómo se han portado con mi padre en los hospitales. El equipo de profesionales que lo ha tratado es extraordinario. Los sanitarios han sido muy cariñosos. Mi padre se ha curado”, termina su hija.  

Desde el inicio de la pandemia, Pepe ha sido la alegría de la calle ‘Hernán Cortés’, promoviendo aplausos a sanitarios y colectivos esenciales y animando a todos desde su ventana, desde la que seguirá disfrutando de la vida.

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