La venta de test de antígenos se ha disparado en las farmacias locales por dos razones fundamentales: por la aparición de numerosos jóvenes con síntomas que aún no han participado ni en cribados ni tampoco han recibido la vacuna, y porque mucha gente se dispone a tomar vacaciones con viaje incluido y quieren estar tranquilas de que no están contagiadas. Los test de antígenos ya están disponibles en farmacias después de que el Gobierno de la nación diera luz verde a esta práctica que sin duda está despertando una gran expectación. De hecho, este medio ha comprobado cómo en un momento dado se produjo incluso una pequeña cola a las puertas de la farmacia Navarro, en Las Canteras.
La prueba es bien sencilla: con un bastoncillo o varilla (hisopo) se toma una muestra nasal que, diluida con un líquido reactivo, indica si se es positivo o no. Cabe recordar que los test de antígenos, que hasta hace unos días se hacían exclusivamente mediante receta médica, no son vinculantes; es decir, que cuando se realizan a título particular la autoridad sanitaria no reconoce el resultado. Sin embargo, y por cuestión de ética, si una persona da positivo debe comunicarlo a su centro de salud para que contabilice como contagiada. No obstante, y según admiten algunos profesionales, no todo el mundo comunica que ha contraído la enfermedad, lo cual no ayuda a contabilizar los datos oficiales ni tampoco a la contención de la pandemia en este sentido.
La farmacéutica Fátima Guerrero Armario explica que desde la semana pasada los test se han vendido como rosquillas. Su precio, en este caso, es de 7,95 euros.