La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) celebra el Congreso Mundial de la Naturaleza hasta el 11 de septiembre en Marsella, con un programa muy intenso repleto de ponencias de expertos sobre los grandes problemas que aquejan a nuestra biosfera. Una de las informaciones que ya ha transcendido el desarrollo de estas jornadas es la actualización de la Lista Roja de especies, que periódicamente revisa la UICN y que ha cifrado en más de 38.500 especies, lo que supone un 28% de las 138.374 especies estudiadas.
La Lista Roja de especies en peligro de extinción (es decir, en riesgo inminente de completa desaparición) no ha dejado de crecer y ya es conocido que los especialistas en la conservación hablan de la más que posible Sexta Extinción directamente asociada a la acción del ser humano.
Cualquier especie es susceptible de acabar en el ‘corredor de la muerte’ de la Lista Roja, no sólo aquellas de distribución muy restringida. Hay numerosos ejemplos de poblaciones muy extendidas y abundantes que en pocos años han sufrido fuertes descensos. Ejemplo de ello lo tenemos en el popular gorrión común, cuyos efectivos han sufrido una caída notable.
Cada especie que se extingue por nuestra causa (destrucción de hábitats, caza y eliminación sistemática, efecto de la polución y contaminación, cambio climático, uso indiscriminado de pesticidas, etc) es un nuevo fracaso de nuestro modo de vida y es un serio aviso más de que todos hemos de modificarlo en un sentido más integrador con el resto de la biosfera.
La falta de diversidad de especies, de hábitats y de ecosistemas torna más frágil la vida a nuestro alrededor, con cultivos menos productivos, masas forestales más reducidas, mares cada vez más desiertos. Los servicios ecosistémicos, imprescindibles para nosotros y que proporcionan el conjunto de especies que constituyen la biodiversidad, es decir, la capacidad de purificar el aire, de polinizar las plantas, de incrementar la fertilidad de los suelos, de depurar las aguas, de incrementar la infiltración que abastece los manantiales y pozos y un largo etcétera, el conjunto de servicios, insisto, disminuyen conforme lo hacen las especies.
Todos podemos hacer algo a favor de la biodiversidad, siguiendo las recomendaciones tantas veces repetidas por organizaciones como GEA. Por citar sólo algunas:
-Reducir drásticamente el consumo de plásticos.
-Consumir más productos ecológicos.
-Alimentación más vegetariana (legumbres, frutas, verduras, cereales) que carnívora.
-Limitar al máximo el uso del coche.
-Extremar las precauciones en nuestras salidas al campo, sin recoger semillas, flores, plantas o animales.
