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Alcalá la Real

Una obra para conocer la importancia de las antiguas puertas con que contó la ciudad

La publicación, obra de Paco Martín Rosales, con la colaboración José A. Nieto Calmaestra y Francisco García, ha sido editada por Huerta de Capuchinos

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  • Martín Rosales, Calmaestra y García, durante la presentación de la obra.

El Aula Magna de Capuchinos acogía en la noche de este lunes, 12 de diciembre,  la presentación del libro "Las puertas de la ciudad fortificada de la Mota y la ciudad llana de Alcalá la Real", publicada por la Asociación Huerta de Capuchinos  con la colaboración del Ayuntamiento de Alcalá la Real. La publicación, obra de Francisco Martín Rosales, José Antonio Nieto Calmaestra  y Francisco García Pérez, se encuadra dentro del programa “Conoce tu entorno”. Según expuso Francisco Martín en la presentación, “el libro recoge varias rutas urbanas que, a lo largo de este año, se han realizado en torno a las puertas. Hoy, las puertas de la ciudad, en su mayor parte han desaparecido, y solo queda el nombre de algunas. Pero las puertas jugaron un papel fundamental en muchas ciudades. Si una puerta se cierra, otra se abre, dice un refrán. Y, en verdad que este es el relato de las puertas de Alcalá la Real. Desde las dos primeras que abrían la Qalát Banu Said  se pasaría más tarde a contar con una veintena de puertas, portillos y portillones”.

Público asistente a la presentación de la obra en el Aula Magna de Capuchinos.

“En  la ciudad de la Mota, se sublima el mensaje de las puertas, porque con su templo de Santa María la Mayor se encuentra el símbolo más certero de una puerta. En concreto, en su  puerta principal de la  fachada occidental  completamente plana y quebrada por cuatro salientes que corresponden a los ángulos de la torre y a los contrafuertes. Muy simple, solamente se rompe su austeridad con una ventana de medio punto en el ángulo meridional y un óculo central, al mismo tiempo que se mantienen la cornisa y parapeto acompañados de cuatros gárgolas con las figuras de los tetramorfos de los evangelistas”, explica Martín Rosales. 


Paco Martín Rosales, firmando un ejemplar de la obra.

“Se abre con una portada que debió ser la principal para los acontecimientos más significativos, de piedra de Cantera Blanca labrada y en un espacio de entre dos machos y un arco rebajado y adornado con rodelas y hace del recinto que se convierta en el pórtico de la Iglesia. Bajo el arco, se encuentra la verdadera portada de dos cuerpos: en  el primero con columnas de estilo dórico se encuadra un arco de medio punto de jambas cajeadas con puntas de diamante, la clave de hoja de acanto y el intradós con los típicos modelos decorativos del renacimiento como son los querubines, jarrones de azucena, o putti. En las enjutas aparece el escudo del abad don Juan de Ávila. Debieron completar la portada una imagen de la Virgen María en el medallón superior y en las hornacinas laterales las imágenes de San Pedro y San Pablo. Y en la cornisa la leyenda latina: Nonne hic aliud nisi domus dei et porta coeli, la misma leyenda del ala de la epístola de la Catedral de Granada haciendo referencia a la puerta del cielo en el sueño bíblico de José:  Aquí no hay otra cosa que la casa de Dios y la puerta del cielo. Puerta  de entrada al punto celestial de la ciudad de la Mota, y albergue de la vivienda de Dios. Como dice el refrán A cada puerta, su dueña. La esencia de las puertas consistía en sus estados de apertura y cierre, para atraer personas o impedir los peligros. Este es el objetivo que hemos pretendido con esta ruta, dar a conocer esta doble función, además de otros aspectos artísticos, sociales o constructivos. Hemos sugerido una ruta posible, y, como se deduce de muchas descripciones, hay que partir de un montaje virtual por estar desparecidas. Pero esperamos que a canas honradas no ha de haber puertas cerradas. Y sirvan estas páginas para adentrarnos en la historia de nuestra ciudad. Hemos contado con la ayuda de  José Antonio Nieto Calmaestra y Francisco García Pérez, con lo que pretendemos que sus aportaciones geográficas y fotográficas enriquezcan la lectura de este libro.  No nos ha movido otro interés que aquel dicho que afirma que  El bien hacer abre cien puertas, y el mal agradecer las cierra. Con su buen arte y conocimiento esperemos conseguir a que tratéis de practicar este libro”, concluye Francisco Martín Rosales.

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